Tomás y la lección del parque


Había una vez un niño llamado Tomás que se enojaba por todo. Siempre que algo no salía como él quería, explotaba en rabia y gritos, haciendo que todos a su alrededor se sintieran incómodos y tristes.

Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, perdió en una carrera de carritos de juguete. En lugar de felicitar al ganador, Tomás lanzó su carro contra el suelo y empezó a patalear.

Sus amigos lo miraron sorprendidos y uno de ellos le dijo:- ¡Tomás, no puedes enojarte cada vez que pierdes! Es solo un juego, lo importante es divertirse y disfrutar juntos.

Pero Tomás estaba tan furioso que ignoró las palabras de su amigo y se fue corriendo a casa. Al llegar, encontró a su abuelita preparando galletitas en la cocina. - ¿Qué te pasa, Tomás? -preguntó la abuelita con dulzura.

- ¡Estoy harto de perder siempre! ¡Nunca puedo ser el mejor en nada! -respondió Tomás con los ojos llenos de lágrimas. La abuelita se acercó a él, lo abrazó tiernamente y le dijo:- Escucha, querido Tomás. La vida está llena de momentos buenos y malos.

A veces ganamos y otras perdemos, pero lo importante es cómo reaccionamos ante las situaciones que se nos presentan. No puedes dejarte llevar por la rabia porque te impide ver todas las cosas maravillosas que hay a tu alrededor.

Tomás reflexionó sobre las palabras de su abuelita y poco a poco comenzó a comprender que el enojo solo le traía problemas y alejaba a las personas que más quería. Decidió hacer un cambio en su actitud y buscar formas positivas de enfrentar los desafíos.

Al día siguiente, volvió al parque con sus amigos y esta vez participó en una competencia de dibujo. A pesar de no ganar el primer premio, Tomás sonrió y felicitó al ganador sinceramente.

Desde ese momento, Tomás aprendió a controlar su temperamento explosivo y descubrió que podía ser feliz sin necesidad de ganarlo todo. Se convirtió en un niño amable, paciente y solidario, ganándose el cariño no solo de sus amigos sino también del resto del vecindario.

Y colorín colorado este cuento ha enseñado que la vida es mucho mejor cuando aprendemos a manejar nuestras emociones con amor y respeto hacia nosotros mismos y los demás.

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