Tomás y la luz en la oscuridad
Había una vez un niño llamado Tomás, que le tenía mucho miedo a la oscuridad.
Cada noche, cuando sus padres apagaban la luz para que él se durmiera, sentía un escalofrío recorrer su cuerpo y su corazón latir con fuerza. "No hay nada que temer en la oscuridad", le decían sus padres, pero el miedo de Tomás seguía allí. Una noche, mientras dormía, Tomás se encontró de repente en un lugar extraño y maravilloso.
Estaba rodeado de luces brillantes y colores vibrantes. No había rastros de oscuridad por ningún lado. Se sintió sorprendido y emocionado al mismo tiempo. - ¡Wow! ¿Dónde estoy? -se preguntaba Tomás mientras caminaba por ese lugar lleno de magia.
De repente, una hada apareció frente a él. Tenía alas brillantes y una sonrisa cálida en el rostro. - Hola, Tomás -dijo el hada-. Soy Luna, la guardiana de los sueños. Te traje aquí para mostrarte algo importante.
Tomás estaba asombrado y emocionado al mismo tiempo. Nunca había experimentado algo así en sus sueños. Luna llevó a Tomás a través de praderas llenas de flores luminosas y bosques encantados donde los árboles parecían cantar melodías tranquilizadoras.
Le mostró cómo las estrellas brillaban incluso en la más profunda oscuridad del cielo nocturno. - Ves, Tomás -dijo Luna-, la oscuridad no siempre es algo malo o espantoso. En ella también pueden existir cosas hermosas y sorprendentes.
Tomás abrió los ojos con asombro ante aquellas palabras sabias. Poco a poco comenzó a sentir que su miedo se desvanecía ante tanta belleza y magia que lo rodeaba.
Finalmente, llegó el momento en que Tomás despertó en su cama con una sensación renovada en su corazón. Ya no le tenía tanto miedo a la oscuridad como antes.
Esa misma noche, cuando llegó la hora de dormir y sus padres apagaron la luz como siempre, Tomás cerró los ojos recordando el maravilloso viaje que había tenido en sus sueños. - No tengo por qué temerle a la oscuridad -pensó para sí mismo-. Puede ser el inicio de grandes aventuras y descubrimientos.
Desde entonces, Tomás enfrentaba cada noche con valentía y curiosidad. Sabía que aunque la oscuridad pudiera darle miedo al principio, también podía traerle experiencias increíbles e inolvidables si se atrevía a explorarla sin prejuicios ni temores infundados.
FIN.