Tomás y la misión del agua


En la ciudad de Villa Verde, todos estaban preocupados porque la escasez de agua estaba afectando a la flora y fauna del lugar. Los ríos estaban secos, los árboles se marchitaban y los animales no encontraban agua para beber.

La situación era cada vez más grave y todos buscaban desesperadamente una solución. Un día, Tomás, un niño curioso y lleno de energía, decidió investigar sobre el problema.

Se puso su sombrero de explorador y salió en busca de respuestas. Caminó por el bosque, observando cómo todo a su alrededor parecía estar perdiendo vida por falta de agua. De repente, mientras caminaba junto al viejo molino abandonado, escuchó un susurro proveniente de un agujero en el suelo.

Intrigado, se acercó y descubrió a una tortuga muy sabia que vivía en ese lugar desde hace muchos años. "Hola pequeño explorador", dijo la tortuga con voz calmada pero firme.

"¡Hola! ¿Eres tú quien ha estado susurrando?" preguntó Tomás emocionado. "Así es. He estado observando cómo la falta de agua está afectando a nuestro hogar", respondió la tortuga.

Tomás le contó sobre la difícil situación que estaban atravesando en Villa Verde y cómo todos buscaban desesperadamente una solución.

La tortuga sonrió con calma y le dijo a Tomás que conocía un antiguo manantial escondido en lo profundo del bosque, pero que estaba custodiado por una criatura mágica que solo permitiría el acceso si alguien demostraba ser digno cuidador del agua. Tomás no dudó ni un segundo y se ofreció para enfrentar cualquier desafío con tal de salvar a su ciudad.

La tortuga le dio indicaciones precisas para llegar al manantial y le advirtió sobre los peligros que encontraría en el camino. Con valentía en el corazón, Tomás emprendió su viaje hacia el manantial secreto. Tuvo que sortear obstáculos como ríos secos, plantas espinosas e incluso una temible serpiente venenosa.

Pero él siguió adelante sin rendirse. Finalmente, llegó al manantial cristalino custodiado por un majestuoso dragón dorado.

El dragón lo miró fijamente con ojos sabios y le hizo una pregunta: "¿Por qué crees ser digno de cuidar este preciado tesoro?"Tomás recordó todo lo aprendido durante su travesía: la importancia del agua para todas las formas de vida, la valentía necesaria para enfrentar los desafíos y sobre todo, el amor profundo que sentía por su hogar y sus habitantes.

Con determinación en sus palabras, respondió: "Soy digno porque estoy dispuesto a proteger este tesoro con toda mi fuerza para asegurar un futuro próspero para mi ciudad". El dragón asintió satisfecho y abrió paso a Tomás hacia el manantial sagrado.

El niño llenó un cántaro con agua pura y regresó triunfante a Villa Verde. Al llegar al pueblo con el preciado líquido, todos celebraron emocionados.

Comenzaron a regar las plantas sedientas, llenaron los bebederos para los animales y devolvieron la vida al lugar gracias al valiente acto de Tomás. Desde ese día en adelante, todos aprendieron a valorar aún más el agua como fuente vital de vida.

Y cada vez que alguien necesitaba recordarlo bastaba con mirar hacia arriba donde brillaba una estrella nueva en honor al coraje del pequeño héroe llamado Tomás; aquel niño valiente cuya determinación salvó a Villa Verde del oscuro destino de quedarse sin agua nunca más.

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