Tomás y la Montaña de las Estrellas



NARRADOR (voz en off): En un pequeño pueblo lleno de risas y sueños, vive un niño curioso llamado Tomás. Un día soleado, mientras los otros niños corren y juegan, Tomás mira hacia el horizonte, donde se alza una montaña brillante.

TOMÁS: (murmurando para sí mismo) ¿Qué habrá en la Montaña de las Estrellas?

NARRADOR: Desde que era muy pequeño, Tomás soñaba con explorar ese lugar. Todos decían que estaba lleno de misterios y maravillas. Decidido a descubrir la verdad, Tomás se coloca su gorra roja y ajusta su mochila.

TOMÁS: (firme) ¡Hoy será el día!

(Sale del parque y comienza a caminar montaña arriba, por un sendero rodeado de árboles.)

NARRADOR: Con cada paso, el paisaje cambia; los árboles se vuelven más altos y las flores más brillantes. Mientras camina, Tomás escucha un suave murmullo.

TOMÁS: (inquieto) ¿Qué será eso?

(Se acerca a un arbusto y encuentra una pequeña ardilla que parece muy preocupada.)

ARDILLA: (agitada) ¡Hola, niño! ¡Necesito tu ayuda!

TOMÁS: (sorprendido) ¿Tú hablas?

ARDILLA: Claro que sí, pero no tengo mucho tiempo. ¡Mi amigo, el pájaro Rubí, se ha quedado atrapado en una red en la cima de la montaña!

TOMÁS: (con determinación) ¡Vamos a ayudarlo!

(NARRADOR: Y así, Tomás y la ardilla comienzan su aventura. Al llegar a la cima, encuentran la red que atrapa a Rubí.)

TOMÁS: (observando la situación) ¡No te preocupes, Rubí! ¡Voy a liberarte!

RUBÍ: (asustado) Por favor, ten cuidado, hay espinas por todos lados.

(Sin pensarlo dos veces, Tomás se acerca a la red y empieza a desenredar la malla con paciencia.)

NARRADOR: Mientras trabaja, recuerda las enseñanzas de su madre sobre la importancia de la perseverancia y la empatía. Después de unos minutos, Rubí queda libre.

RUBÍ: (feliz) ¡Gracias, Tomás! No sé qué hubiera hecho sin tu ayuda.

ARDILLA: (saltando de alegría) ¡Eres un héroe!

TOMÁS: (sonríe) Solo hice lo que era correcto.

(NARRADOR: Luego de ayudar a Rubí, los tres amigos deciden disfrutar de la vista desde la cima de la montaña. Pero algo llama la atención de Tomás.)

TOMÁS: (señalando) Miren esas luces brillantes... ¡parecen estrellas!

RUBÍ: (mirando asombrado) ¡Nunca las había visto tan cerca!

ARDILLA: (curiosa) ¿Qué son esas luces?

TOMÁS: (analizando) Creo que son demasiadas para ser estrellas, deben ser algo especial.

(NARRADOR: Los tres amigos deciden investigar. Se acercan y descubren un grupo de luciérnagas que parpadean al unísono.)

RUBÍ: (entusiasmado) ¡Mirá, son luciérnagas!

ARDILLA: (sorprendida) ¡Son hermosas!

TOMÁS: (con una idea) ¡Quiero llevar algunas de vuelta al pueblo!

NARRADOR: Y así, Tomás decide recoger algunas luciérnagas en un frasco para compartir la magia con sus amigos del pueblo.

TOMÁS: (con una sonrisa) ¡Esto será una sorpresa para todos!

(NARRADOR: Al regresar al pueblo, Tomás organiza una pequeña fiesta en el parque. Cuando muestra a todos las luciérnagas, sus amigos quedan maravillados.)

AMIGO 1: (asombrado) ¡Nunca había visto algo así!

AMIGO 2: (entusiasmado) ¡Es como tener un pedacito del cielo!

TOMÁS: (riendo) ¡Juntos, podemos compartir la maravilla de la montaña!

NARRADOR: La fiesta se llena de risas y alegría. Tomás no solo había descubierto la montaña, sino que también había traído un poco de su magia al corazón de todos. Desde aquel día, la Montaña de las Estrellas se convirtió en un símbolo de amistad y aventura.

TOMÁS: (mirando al cielo) Siempre hay algo nuevo por descubrir.

NARRADOR: Y así, con su gorra roja y mochila, Tomás siguió explorando, aprendiendo que el verdadero tesoro no son solo las aventuras, sino el compartirlas con los demás.

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FIN.

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