Tomás y la selva mágica


Había una vez un niño llamado Tomás, que vivía en una pequeña casa cerca de la selva. Un día, mientras exploraba los alrededores, se encontró con un rinoceronte gigante llamado Ramón.

- ¡Hola, Ramón! ¿Quieres jugar conmigo? - exclamó emocionado Tomás. El rinoceronte miró al niño con curiosidad y respondió:- Claro, pero ten cuidado con mi cuerno. Es muy afilado. Tomás y Ramón comenzaron a correr por la selva como dos grandes amigos.

Pero de repente, se toparon con un hipopótamo llamado Hugo que estaba disfrutando de un refrescante baño en el río. - ¡Hola, Hugo! ¿Te gustaría jugar también? - preguntó Tomás animadamente. El hipopótamo levantó su enorme cabeza y sonrió:- Por supuesto.

Pero ten cuidado cuando juegues cerca del agua. Puedo ser torpe a veces. Así que los tres amigos continuaron su aventura por la selva cuando escucharon unos ruidos provenientes de los árboles.

Era un elefante llamado Ernesto jugando al escondite con una cebra traviesa llamada Camila. - ¡Ey! ¿Podemos unirnos a su juego? - preguntó Tomás emocionado.

Ernesto asintió con su gran cabeza y dijo:- Claro que sí, pero debes tener cuidado porque soy bastante grande y puedo pisarte sin querer. Camila rió alegremente y agregó:- Y no olvides lo rápido que corro. Podrías perderte tratando de alcanzarme. Tomás y sus nuevos amigos jugaron al escondite hasta que se cansaron. Pero en ese momento, oyeron un rugido aterrador.

Era un tigre llamado Simón que salió de entre los arbustos. - ¿Quién se atreve a jugar en mi territorio? - gruñó el tigre con voz amenazadora.

Tomás dio un paso atrás, pero rápidamente recordó su valentía y dijo:- Lo siento, Simón. No sabíamos que este era tu territorio. Solo queríamos jugar y hacer nuevos amigos. El tigre miró al niño pequeño con sorpresa y luego sonrió amistosamente:- Está bien, Tomás. Perdona mi reacción exagerada.

También quiero ser parte de la diversión si me lo permites. Tomás asintió emocionado y todos continuaron jugando juntos en armonía.

Pero mientras exploraban más profundamente la selva, encontraron a un orangután llamado Oscar atrapado en una red de cazadores furtivos. Tomás sintió tristeza por el orangután y decidió ayudarlo junto con sus nuevos amigos animales. Juntos trabajaron como equipo para liberar a Oscar de la red y llevarlo a un lugar seguro.

Después de salvar al orangután, Tomás se dio cuenta de lo importante que era cuidar el medio ambiente y proteger a los animales en peligro de extinción.

Desde ese día, Tomás visitaba regularmente la selva para asegurarse de que todos sus amigos estuvieran seguros y felices. Y así fue como aprendió el valor del compañerismo, la valentía y la importancia de proteger la naturaleza.

Y mientras Tomás crecía, siempre recordaba su increíble aventura en la selva y cómo los animales le enseñaron a ser un buen amigo y un protector del medio ambiente. .

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