Tomás y la valentía de los sueños
Había una vez un niño llamado Tomás que vivía en una pequeña casa al lado del bosque. Desde muy pequeño, Tomás tenía miedo de los monstruos y creía firmemente que había uno debajo de su cama.
Cada noche, cuando llegaba la hora de dormir, se tapaba hasta la cabeza con las sábanas y no se atrevía a mirar debajo de la cama.
Un día, mientras jugaba en el patio trasero, encontró un libro antiguo lleno de historias sobre monstruos. Aunque le daba un poco de miedo leerlo, decidió enfrentar sus temores y comenzó a hojear las páginas. En el libro, Tomás descubrió que los monstruos eran criaturas imaginarias creadas por nuestra mente para protegernos del peligro.
También aprendió que podíamos enfrentar nuestros miedos si les mostrábamos valentía y determinación. Animado por esta nueva información, Tomás decidió confrontar al monstruo que creía vivir debajo de su cama esa misma noche.
Se acostó como siempre pero esta vez sin taparse con las sábanas hasta la cabeza. En cambio, dejó una pequeña abertura para poder espiar debajo de la cama. Pasaron unos minutos y nada sucedió.
Tomás comenzó a sentirse más valiente e intentó asomarse aún más para ver si realmente había algo allí abajo. Para su sorpresa, no había ningún monstruo; solo encontró algunos juguetes viejos y polvo acumulado. "¡No hay ningún monstruo!" - exclamó Tomás emocionado.
A partir de ese momento, Tomás se dio cuenta de que los monstruos no existían realmente y que había estado perdiendo el tiempo temiendo algo inexistente. Decidió enfrentar sus miedos y dejar de creer en ellos.
Con su nueva confianza, Tomás se convirtió en un niño valiente y aventurero. Ya no tenía miedo de dormir solo en su habitación ni tampoco temía explorar el bosque cercano a su casa. Descubrió que la vida estaba llena de cosas emocionantes por descubrir y disfrutar.
Un día, mientras jugaba en el bosque, Tomás encontró un pequeño gatito abandonado. El pobre animalito parecía asustado y triste. Tomás decidió llevarlo a casa y cuidarlo como si fuera su propio hermano menor.
El gato, al que llamaron —"Pelusa" , se convirtió en el mejor amigo de Tomás. Juntos vivieron muchas aventuras dentro y fuera de la casa. Pelusa también ayudó a Tomás a superar cualquier miedo o desafío que se presentara en su camino.
Con el paso del tiempo, Tomás olvidó por completo su miedo a los monstruos debajo de la cama. Se dio cuenta de que todos tenemos miedos irracionales alguna vez, pero lo importante es enfrentarlos con valentía y aprender a superarlos.
Y así fue como Tomás aprendió una valiosa lección: nunca dejarse intimidar por nuestros propios temores e imaginar cosas que no son reales. Desde aquel día, siempre durmió tranquilamente sin preocuparse por monstruos imaginarios debajo de la cama.
Y colorín colorado, esta historia ha terminado... pero recuerda siempre ser valiente como Tomás y enfrentar tus miedos con determinación.
FIN.