Tomás y Pegaso, un lazo mágico de amor y amistad


Había una vez un niño llamado Tomás, que era muy especial. Tenía autismo, lo cual significaba que veía el mundo de una manera diferente a los demás niños de su edad.

Aunque a veces le resultaba difícil comunicarse y entender las emociones de los demás, tenía un corazón lleno de amor y curiosidad. Un día, la maestra de Tomás le contó sobre una excursión a la granja que iban a hacer con su clase.

Tomás se emocionó mucho al escuchar esto, ya que siempre había sentido una conexión especial con los animales. Sabía que esta sería una oportunidad perfecta para aprender más sobre ellos.

El día de la excursión llegó y todos los niños se subieron al autobús rumbo a la granja. Al llegar, fueron recibidos por el granjero Pedro, quien les explicó cómo cuidaban a los animales y cómo funcionaba todo en la granja. Tomás estaba fascinado con cada detalle.

Observaba atentamente mientras el granjero ordeñaba las vacas y recogía huevos frescos del gallinero. Pero lo que más le llamó la atención fue cuando vio por primera vez a un caballo. El caballo se llamaba Pegaso y era majestuoso.

Tenía un pelaje brillante y ojos amables. Tomás sintió una conexión instantánea con él e inmediatamente quiso acercarse. "Hola Pegaso", dijo Tomás tímidamente mientras extendía su mano hacia el caballo.

Pegaso miró curioso al niño y dejó que este lo acariciara suavemente en el hocico. Todos los demás niños también querían interactuar con Pegaso, pero el caballo parecía preferir a Tomás. El granjero Pedro se dio cuenta de esto y decidió darle una oportunidad especial a Tomás.

"Tomás, ¿te gustaría dar un paseo en Pegaso?", le preguntó el granjero con una sonrisa. Los ojos de Tomás se iluminaron de emoción y asintió emocionado.

El granjero ayudó a Tomás a subirse al lomo del caballo y juntos comenzaron a caminar por los campos verdes. Mientras lo hacían, Tomás sintió una sensación de libertad y felicidad que nunca antes había experimentado. Mientras tanto, los demás niños seguían observando maravillados cómo Tomás disfrutaba su paseo en Pegaso.

Comenzaron a darse cuenta de que aunque Tomás era diferente, eso no significaba que no pudiera disfrutar las mismas cosas que ellos. Cuando regresaron al grupo, todos los niños aplaudieron emocionados por la valentía y alegría de Tomás.

Habían aprendido una importante lección sobre la aceptación y la diversidad. A partir de ese día, todos los niños se acercaron más a Tomás e incluso empezaron a aprender algunas palabras en el lenguaje de señas para poder comunicarse mejor con él.

Juntos descubrieron que aunque cada uno tenía sus diferencias, podían ser amigos y aprender unos de otros. La excursión a la granja fue un punto de inflexión para todos los niños.

Aprendieron sobre el amor hacia los animales, pero también sobre la importancia del respeto hacia las personas diferentes. Y así, gracias al encuentro entre Tomás y Pegaso, la granja se convirtió en un lugar mágico donde la amistad y la inclusión florecían día a día.

Dirección del Cuentito copiada!