Tomas y su hermanito aprenden a controlar sus emociones



Había una vez un nene llamado Tomás que siempre lloraba detrás de la puerta. Sus padres intentaban consolarlo, pero él seguía llorando sin parar. Un día, su mamá decidió hablar con él para saber qué le pasaba.

"-¿Por qué lloras tanto, mi amor?", preguntó ella. "-No sé, mami. Me siento triste y no puedo dejar de llorar", respondió Tomás entre sollozos. Su mamá lo abrazó fuerte y le dijo: "-Lo entiendo, mi vida.

A veces todos nos sentimos tristes y eso está bien. Pero es importante aprender a manejar nuestras emociones para poder sentirnos mejor".

Tomás no entendía muy bien lo que su mamá quería decirle, así que ella decidió explicarle con un cuento:"Había una vez un niño llamado Juanito que también se sentía triste todo el tiempo.

Un día, su papá le regaló una pelota y le dijo: "Cuando te sientas triste o enojado, juega con esta pelota y verás cómo te sentirás mejor". Al principio Juanito no creyó mucho en las palabras de su papá, pero decidió probar jugar con la pelota cuando se sintiera mal.

Y para su sorpresa, funcionaba! Cada vez que jugaba con la pelota se divertía tanto que se olvidaba por completo de sus problemas. "Tomás escuchaba atentamente el cuento mientras secaba sus lágrimas.

Su mamá continuó: "-Así como Juanito aprendió a manejar sus emociones jugando con la pelota, tú puedes encontrar algo que te guste hacer cuando te sientas triste. Tal vez dibujar, leer, bailar o cantar". Tomás sonrió tímidamente y dijo: "-Creo que me gustaría aprender a tocar la guitarra".

Desde ese día, Tomás comenzó a tomar clases de guitarra y cada vez que se sentía triste o enojado, tocaba su guitarra y se olvidaba por completo de sus problemas. Pero un día, algo inesperado sucedió. Tomás estaba tocando su guitarra cuando escuchó un ruido extraño detrás de la puerta.

Cuando abrió la puerta encontró a su hermanito menor llorando desconsoladamente. "-¿Qué te pasa?", preguntó Tomás preocupado. "-Perdí mi pelota favorita", respondió el nene entre sollozos.

En ese momento, Tomás recordó el cuento que le había contado su mamá y decidió enseñarle a su hermanito cómo manejar sus emociones jugando con la guitarra. Y así fue como los dos nenes aprendieron juntos una valiosa lección sobre cómo manejar las emociones difíciles.

A partir de ese día, nunca volvieron a llorar detrás de la puerta sin saber qué hacer para sentirse mejor.

FIN.

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