Tomás y su valentía en la oscuridad


Había una vez un niño llamado Tomás, que vivía en una pequeña casa junto a su mamá.

Tomás era muy valiente durante el día, pero cuando llegaba la noche, se llenaba de miedo al pensar en dormir solo en su habitación. Cada noche, cuando su mamá lo llevaba a acostarse, Tomás le decía con tristeza: "Mamá, tengo miedo de dormir solo. No quiero apagar la luz".

Su mamá siempre lo abrazaba y le decía: "No te preocupes, mi amor. Estaré aquí contigo hasta que te duermas". Una noche, mientras Tomás y su mamá estaban sentados en la cama antes de acostarse, escucharon un ruido extraño proveniente del armario.

Los ojos de Tomás se abrieron como platos y comenzó a temblar de miedo. "¡Mamá! ¿Escuchaste eso? ¡Algo está escondido en mi armario!", exclamó Tomás asustado. Su mamá sonrió y le dijo con calma: "Tranquilo, cariño. Vamos a investigar juntos".

Se levantaron de la cama y caminaron hacia el armario agarrados de la mano. "¿Estás listo para enfrentar tus miedos?", preguntó su mamá mirándolo con ternura. Tomás asintió nervioso y juntos abrieron las puertas del armario.

Para su sorpresa, no había nada más que ropa y juguetes viejos. El corazón de Tomás empezó a calmarse lentamente. "Ves, mi amor", dijo su mamá sonriendo. "A veces, nuestros miedos pueden ser más grandes en nuestra imaginación que en la realidad".

Tomás se sintió aliviado y agradecido por el amor y la contención de su mamá.

A partir de ese día, cada noche antes de dormir, Tomás y su mamá revisaban juntos el armario para asegurarse de que no hubiera nada que pudiera asustarlo. Pero un día, ocurrió algo inesperado. Mientras Tomás jugaba con sus amigos en el parque, uno de ellos le contó una historia espeluznante sobre monstruos debajo de las camas.

"¿Monstruos debajo de las camas?", pensó Tomás asustado. "¡Eso es aún peor que tener miedo del armario!". Cuando llegó la hora de acostarse esa noche, Tomás temblaba solo al pensar en lo que había escuchado.

Le dijo a su mamá: "Mamá, ahora tengo miedo de los monstruos debajo de mi cama". Su mamá lo abrazó cariñosamente y le dijo: "Mi valiente niño, sé cómo enfrentar este nuevo temor". Juntos levantaron el colchón y miraron debajo de la cama.

No había ningún monstruo allí tampoco. Tomás se dio cuenta entonces que los miedos son como sombras; parecen grandes e intimidantes hasta que les hacemos frente con valentía.

A medida que pasaban los días, Tomás aprendió a enfrentar todos sus miedos junto a su mamá. Se dieron cuenta de que cuando estaban juntos y se apoyaban mutuamente, no había nada que no pudieran superar. Con amor y contención, Tomás poco a poco fue perdiendo el miedo a dormir solo en su habitación.

Se dio cuenta de que la oscuridad no era algo aterrador, sino un espacio tranquilo y seguro para descansar. Y así, Tomás se convirtió en un niño valiente, dispuesto a enfrentar cualquier desafío que la vida le presentara.

Y todo gracias al amor incondicional de su mamá.

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