Tomás y sus amigos peludos


Tomás tenía dos mascotas muy traviesas, un perro llamado Rocky y un gato llamado Pelusa. Les encantaba explorar cada rincón de la casa y meter su hocico en cada lugar que encontraban. Un día, mientras jugaban por la sala, descubrieron objetos peligrosos como una tijera, un cuchillo y un vaso.

- ¡Mira, Pelusa, qué brillantes son estos objetos! Podríamos jugar con ellos, dijo Rocky emocionado.

- ¡Espera, Rocky! Mamá nos dijo que debemos tener cuidado con objetos afilados, respondió Pelusa.

Pero Rocky no quería escuchar a Pelusa y pronto empezó a jugar con la tijera. Tomás, que había estado observando desde lejos, se acercó rápidamente y les recordó lo importante que era evitar jugar con objetos peligrosos. Dijo:

- Chicos, es muy peligroso jugar con estas cosas. Podrían lastimarse seriamente. Es mejor que se mantengan alejados de esos objetos.

Rocky y Pelusa escucharon atentamente a Tomás y comprendieron la importancia de prestar atención a las advertencias de mamá. A partir de ese día, formaron un equipo para cuidarse mutuamente y recordarse a sí mismos sobre los peligros que podrían encontrar en la casa. Juntos exploraban, pero siempre evitaban los peligros.

Desde entonces, cada vez que encontraban un objeto peligroso, recordaban las palabras de mamá y se alejaban de ellos.

La casa se convirtió en un lugar más seguro para todos, y Tomás estaba muy orgulloso de sus amigos animals por prestar atención y tomar decisiones inteligentes.

A partir de ese día, todos disfrutaron de explorar la casa sin meterse en problemas. Rocky, Pelusa y Tomás se aseguraron de que cada rincón estuviera libre de objetos peligrosos antes de aventurarse, y siempre se cuidaron mutuamente.

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