Tomi y el Viaje en el Tiempo
Era un día soleado y Tomi, un niño curioso y aventurero, decidió que era un buen momento para explorar un viejo tren abandonado en su barrio. Mientras recorría los vagones oxidados y la locomotora llena de telarañas, algo mágico sucedió. De repente, un brillo intenso lo envolvió y, al parpadear, se dio cuenta de que estaba en una estación de tren del pasado.
"- ¡Wow! ¿Dónde estoy?" – se preguntó Tomi, mirando a su alrededor con asombro. La estación era bulliciosa, con personas vestidas con trajes de época, maletas enormes y muchos trenes entrando y saliendo.
De pronto, se acercó a él una niña de trenzas, que parecía tan fascinada como él. "- ¡Hola! Soy Lucía, ¿eres un viajero?" – dijo sonriendo. Tomi sonrió de vuelta, todavía tratando de entender lo que había pasado.
"- Creo que sí, pero no sé cómo llegué aquí. ¿Es un sueño?" - replicó.
"- ¡No! Esto es real. Aquí es donde los trenes llevaban a las personas a aventuras!" - respondió Lucía, emocionada. Tomi siguió a Lucía, quien lo llevó a la vía del tren.
"- ¿Ves esas locomotoras? Son muy poderosas y han llevado a miles de personas a lugares lejanos. Ellas no solo transportan, sino que cuentan historias. ¡Cada tren tiene su propio cuento!" - explicó Lucía, señalando a una locomotora de vapor que emitía un suave silbido.
Curioso por saber más, Tomi preguntó, "- Pero, ¿dónde va cada tren?".
"- Cada uno de ellos tiene su destino. Algunos van a las montañas, otros al mar. Pero, lo más interesante es que a veces hay sorpresas en el camino." - contestó Lucía, guiándolo hacia una mesa donde varios mapas estaban esparcidos.
Tomi observó cómo Lucía trazaba una línea en un mapa. "- ¡Mira! Este tren va a la Feria de las Maravillas, donde todo puede suceder. ¿Te gustaría ir?" - le preguntó con ojos brillantes.
"- ¡Claro que sí!" - exclamó Tomi, saltando de emoción. Juntos, correrían hacia las vías, pero justo antes de abordar, una anciana apareció de la nada con una voz reverberante.
"- ¡Alto!" – dijo con firmeza. "- Solo podrás abordar si respondes mi acertijo."
"- ¡Un acertijo! Esto se pone interesante!" - murmuró Tomi. "- Estoy listo, señora. ¿Cuál es?"
La anciana sonrió misteriosamente.
"- Sin tapa, pero guarda secretos. ¿Qué es?" - preguntó ella, enigmática.
Tomi frunció el ceño, pensando intensamente. De repente, su rostro se iluminó. "- ¡Una botella!" - gritó, sintiéndose triunfante.
"- Correcto, pequeño viajero!" - la anciana rió. "- Pueden seguir su camino. Nunca olviden que el conocimiento es la locomotora de la vida."
Y así, Tomi y Lucía subieron a la locomotora que los llevó rumbo a la Feria de las Maravillas. Por el camino, vieron paisajes impresionantes; montañas altas, ríos que parecían espejos y campos llenos de flores de todos los colores.
Mientras se acercaban a su destino, Lucía se volvió a Tomi y dijo: "- Las aventuras siempre están a nuestro alrededor; solo necesitamos abrir los ojos y el corazón. ¡Mira, ya casi llegamos!"
Al llegar, encontraron una feria vibrante, llena de música y risas. Atracciones increíbles, puestos de comida deliciosa y juegos para todos. Ellos se sumergieron en la diversión, corriendo de un lado a otro.
Después de un día lleno de risas y nuevos amigos, Tomi comenzó a sentir una extraña calidez en su interior. Era hora de volver a casa. "- Lucía, creo que tengo que irme. Pero nunca olvidaré este viaje," - dijo con nostalgia.
"- Siempre que pienses en los trenes y en la aventura, estarás viajando en el tiempo. Recuerda, cada experiencia es un tren que nos lleva a un nuevo destino. ¡Hasta pronto, amigo!" - respondió Lucía, despidiéndose con una sonrisa.
Tomi cerró los ojos y en un parpadeo volvió a estar en el tren abandonado de su barrio, pero algo había cambiado en él. En su corazón, llevaba un destello de aventuras y un amor por el conocimiento.
Desde aquel día, Tomi nunca dejó de explorar, y cada vez que veía un tren, sonreía, recordando que la verdadera aventura comienza en el momento que decidimos abrirnos al mundo.
FIN.