Topo y el Desafío del Drago



Había una vez en el Bosque de las Maravillas, un pequeño topo llamado Topo. Topo era muy curioso y le encantaba explorar cada rincón de su hogar subterráneo.

Un día, mientras buscaba algunas raíces para su cena, escuchó un ruido extraño que venía de la superficie. Intrigado, decidió asomarse a la entrada de su madriguera y vio algo que nunca antes había visto: una televisión encendida con un programa sobre dragones.

Sus ojitos brillaron de emoción al ver a esas criaturas míticas volando y lanzando fuego por la pantalla. "¡Guau! ¡Qué genial se ve eso! Quiero ser como esos dragones", exclamó Topo emocionado.

Desde ese momento, Topo pasaba horas frente a la televisión viendo programas sobre dragones y soñando con ser uno de ellos. Sin embargo, lo que no sabía era que en el Bosque de las Maravillas habitaba un verdadero dragón llamado Drago.

Un día, mientras paseaba por el bosque, Topo se encontró cara a cara con Drago. El enorme reptil escupió fuego por sus fosas nasales y rugió tan fuerte que temblaron las hojas de los árboles. "¡Oh no! ¡Es el temible Drago!", gritó Topo asustado.

Pero en lugar de huir, recordó todo lo que había aprendido viendo la televisión sobre cómo los valientes dragones enfrentaban sus miedos y desafíos. Tomando valor, decidió plantarle cara al monstruoso Drago.

"¡Drago! Soy Topo, y aunque pueda parecer pequeño e indefenso, tengo el coraje suficiente para enfrentarte!", exclamó Topo con determinación. Drago miró sorprendido al valiente topecito frente a él. Admiraba su valentía y decidió darle una oportunidad para demostrar su coraje.

Propuso un desafío: si Topo lograba encontrar una joya perdida en lo más profundo del bosque antes del amanecer, sería libre para irse sin ningún daño. Sin dudarlo ni un segundo, Topo aceptó el desafío.

Se adentró en el oscuro bosque siguiendo las indicaciones de Drago y superando cada obstáculo con astucia e ingenio. Finalmente, encontró la preciada joya resplandeciente justo cuando los primeros rayos del sol iluminaban el horizonte.

"¡Lo logré! ¡Encontré la joya!", gritó Triunfante topo mientras sostenía la gema entre sus patitas temblorosas pero felices. Drago se acercó lentamente hacia él y le dijo con voz grave pero amable: "Has demostrado tener un corazón valiente y noble dentro de tu pequeño cuerpo. Te has ganado mi respeto".

Ambos compartieron un emotivo abrazo que sellaba una nueva amistad entre dos seres tan diferentes pero igualmente extraordinarios en su propia manera.

A partir de ese día, cada vez que Topito veía programas sobre dragones en la televisión recordaba aquella increíble aventura vivida junto a Drago; una historia inspiradora que le enseñaría que no importa cuán grandes sean los retos o cuán imposibles parezcan los sueños; siempre habrá dentro de él la fuerza necesaria para superarlos si confía en sí mismo y nunca deja de creer en su capacidad para alcanzar lo inimaginable.

FIN.

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