Tortugarto y el Cocodrilo Amigo



Érase una vez, en un hermoso bosque de Argentina, vivía Tortugarto, un lagarto mezclado con tortuga.

Tenía una apariencia única, con escamas verdes y duras como las de un cocodrilo, pero también tenía el caparazón de una tortuga en su espalda. Aunque era amable y simpático, nadie quería ayudarlo debido a su extraña apariencia. Un día, Tortugarto decidió aventurarse más allá del bosque para buscar a su familia perdida.

Sabía que estaban al otro lado del río y que tendría que atravesarlo para reunirse con ellos. Sin embargo, se encontró con un gran problema: ¡no sabía nadar! Con tristeza en sus ojos reptiles, Tortugarto comenzó a caminar por la orilla del río en busca de ayuda.

Pasaron muchos animales sin prestarle atención hasta que finalmente se topó con Cocodrilo. "¡Hola!", saludó Tortugarto tímidamente. Cocodrilo lo miró sorprendido y curioso:"¿Qué tienes ahí? Nunca había visto algo como tú".

Tortugarto explicó su situación y cómo necesitaba cruzar el río para encontrar a su familia. Cocodrilo sonrió amablemente y le ofreció su ayuda:"¡Claro! Yo puedo llevarte al otro lado del río en mi espalda".

Tortugarto estaba emocionado por la generosidad de Cocodrilo y aceptó encantado la oferta. Con mucho cuidado, subió sobre el lomo de Cocodrilo mientras este nadaba hacia el otro lado del río. Durante el viaje, Cocodrilo y Tortugarto comenzaron a conversar y a conocerse mejor.

Descubrieron que tenían muchas cosas en común y compartieron risas y anécdotas divertidas. La tristeza de Tortugarto se fue desvaneciendo mientras disfrutaba del viaje junto a su nuevo amigo. Finalmente, llegaron al otro lado del río, donde la familia de Tortugarto lo esperaba ansiosamente.

Al verlo llegar montado sobre el lomo de un cocodrilo, todos quedaron asombrados pero felices por su regreso. Tortugarto presentó a Cocodrilo como su héroe y explicó cómo había encontrado ayuda en el momento más necesario.

Todos los animales se dieron cuenta de que habían juzgado erróneamente a Tortugarto por su apariencia externa. A partir de ese día, los animales del bosque aprendieron una valiosa lección: no juzgar a otros por su apariencia o diferencias.

Aprendieron que cada uno es único y especial a su manera, así como Tortugarto con sus características mezcladas. Desde entonces, Tortugarto vivió feliz junto a su familia en el bosque argentino.

Siempre recordaría la amabilidad y generosidad de Cocodrilo, quien demostró que la verdadera amistad va más allá de las apariencias superficiales. Y así termina esta historia inspiradora para niños, donde aprendemos que no debemos juzgar ni rechazar a alguien solo por cómo se ve por fuera.

Todos merecemos amor y aceptación tal como somos.

FIN.

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