Toto, el cachorro aventurero
Toto era un cachorro muy alegre y curioso. Le encantaba explorar el mundo que lo rodeaba y aprender cosas nuevas cada día. Por eso, estaba emocionado de ir al colegio por primera vez junto a sus padres.
Mientras caminaban por la vereda del parque, Toto se detenía constantemente para oler las flores y perseguir mariposas. Sus padres le decían:- Vamos, Toto, no te distraigas tanto. Tenemos que llegar temprano al colegio.
Pero Toto seguía jugando y saltando sin prestarles mucha atención. De repente, divisó una ardilla trepando un árbol cercano y decidió seguirla. - Miren, miren ¡una ardilla! - exclamó Toto emocionado.
Sus padres intentaron llamar su atención de nuevo pero Toto ya estaba corriendo detrás de la ardilla sin escucharlos. Cuando finalmente logró atraparla después de varios minutos de persecución, se dio cuenta de que se había alejado mucho del camino hacia el colegio.
Se sintió perdido y asustado porque no sabía cómo volver con sus padres. - ¿Dónde están mis papás? - murmuró Toto preocupado mientras miraba a su alrededor.
De repente recordó algo importante que le habían enseñado en casa: si alguna vez te pierdes o necesitas ayuda, busca a alguien amable que pueda ayudarte. Así que comenzó a buscar por el parque hasta encontrar a una señora mayor sentada en un banco alimentando palomas.
Se acercó tímidamente y le dijo:- Disculpe señora ¿podría ayudarme a encontrar a mis papás? Me perdí en el parque. La señora sonrió amablemente y le preguntó su nombre y cómo se llamaban sus padres. Toto le respondió con voz temblorosa pero tratando de ser valiente.
La señora lo escuchó atentamente y luego le dijo:- No te preocupes, pequeño. Vamos a buscarlos juntos. Seguro que están preocupados por ti. Así fue como la señora amable acompañó a Toto por todo el parque hasta que finalmente encontraron a sus padres buscándolo desesperadamente.
Al verlo, lo abrazaron fuertemente aliviados y felices de haberlo encontrado sano y salvo.
Toto aprendió una gran lección ese día: no hay nada más importante que estar atento a las enseñanzas de los mayores y saber pedir ayuda cuando se necesita. Además, entendió que siempre habrá personas bondadosas dispuestas a ayudar en momentos difíciles.
Desde entonces, Toto fue un cachorro más responsable y cuidadoso en sus aventuras diarias, aunque nunca perdió su curiosidad innata ni su amor por explorar el mundo que lo rodeaba.
FIN.