Touka y el Valor Oculto



En un día cualquiera, en una escuela común, había un adolescente llamado Touka. Era un chico amable y dedicado, pero nunca llamaba demasiado la atención. Sus compañeros, siempre brillantes y talentosos, lo consideraban tan solo un chico más entre la multitud.

Un día, mientras estaban en clase, una luz brillante envolvió a Touka y a sus compañeros, llevándolos a un mundo mágico. Todos estaban emocionados, listos para recibir sus habilidades especiales. Sin embargo, cuando la diosa Vicius comenzó a otorgar poderes, el corazón de Touka se hundió. Mientras todos recibían impresionantes habilidades, como el control del fuego o la capacidad de volar, a él solo le dieron la habilidad de hacer “algo que aún no estaba definido”. Él se sintió como un completo fracaso.

"No entiendo, ¿por qué no tengo habilidades como todos los demás?" - exclamó Touka, frustrado, mientras miraba a sus amigos volar y destruir cosas con sus poderes.

La diosa Vicius, viendo su desánimo, le dijo: "A veces, los talentos más valiosos están ocultos donde menos los buscamos. Tú, Touka, deberás encontrar tu propio camino."

Sin otro remedio, Touka fue arrojado a un bosque encantado, donde se encontró solo. Con lágrimas en los ojos, comenzó a caminar. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que su aparente falta de habilidades lo llevaba a observar el mundo de una manera diferente. Notó cosas que sus compañeros pasaban por alto: la belleza de las flores, los sonidos de los pájaros y la curiosidad de los pequeños animales.

Con el paso de los días, Touka empezó a ayudar a los animales heridos, curándolos con su amor y cuidado, y construyendo refugios para ellos. "Quizás no tenga poderes mágicos, pero puedo ser un amigo para quienes más lo necesitan," - se dijo a sí mismo.

Un día mientras ayudaba a un pequeño zorro, Touka escuchó gritos provenientes de un claro cercano. Rápidamente se acercó y vio que sus compañeros estaban en problemas: un enorme ogro estaba amenazando el lugar.

"¡Touka, ayúdanos!" - gritó uno de sus amigos, pero él solo era un chico sin habilidades.

En ese momento, Touka recordó cómo había aprendido a ayudar a los animales. Se le ocurrió una idea. "Chicos, sigan mi plan. ¡Distráiganlo! Yo tengo algo especial que puedo hacer."

Con agilidad y rapidez, hizo ruidos que imitaron a varios animales. Esto confundió al ogro y lo llevó a seguirlo. Al acercarlo hacia un pantano, Touka guió al ogro hacia el lugar donde caería, y mientras el enorme ser caía, sus compañeros aprovecharon para formar un círculo y atraparlo.

"¡Lo lograste, Touka!" - gritaron todos al unísono.

El ogro, atrapado y asustado, no quería luchar más. Touka, al ver la situación, se acercó y le habló con dulzura. "No queremos dañarte. Solo queremos vivir en paz. ¿Podrías irte y dejar que todos estemos tranquilos?"

El ogro lo miró, comprendiendo que Touka no era un enemigo sino un amigo. Aceptó su propuesta y se alejó del pueblo.

"¡Increíble, Touka! Nunca hubiera pensado en eso”, - dijo una de sus amigas con asombro.

Touka sonrió, sintiendo finalmente que su forma de amar y cuidar tenía un valor. No necesitaba ser el más fuerte, porque su valía estaba en su corazón.

A partir de ese día, Touka se convirtió en el héroe de los animales y de aquellos que necesitaban ayuda, siempre recordando que cada quien tiene su propio talento. No era cuestión de tener poderes mágicos, sino de tener valor y bondad.

Finalmente, la diosa Vicius se presentó ante él. "Tu corazón puro y tu valentía son tus verdaderos poderes, Touka. Has logrado lo que muchos no pueden: ayudar sin esperar nada a cambio."

Y así, Touka se convirtió en un símbolo de amistad y solidaridad en el nuevo mundo, demostrando que a veces, los tesoros más grandes son los que se encuentran en el interior.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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