Tractorcito y el pequeño gusano


Había una vez, en un campo muy grande y hermoso, un tractor azul llamado Tractorcito. Él era el encargado de arar la tierra para que pudieran sembrar las semillas y crecer las plantas.

Todos los días, desde temprano en la mañana hasta el atardecer, Tractorcito trabajaba sin descanso. Un día, mientras araba la tierra, notó algo pequeño moviéndose a su lado. Era un gusano marrón y animal que se arrastraba lentamente por el suelo.

- Hola gusanito -dijo Tractorcito con amabilidad-. ¿Qué haces por aquí? - Estoy buscando un lugar donde vivir -respondió el gusano con voz triste-. Mi hogar fue destruido por una tormenta y ahora no tengo donde ir.

Tractorcito sintió mucha compasión por el pequeño gusano y decidió ayudarlo. Lo recogió con cuidado y lo llevó hasta un árbol cercano. - Aquí estarás seguro -le dijo Tractorcito-. Y si necesitas algo más, no dudes en pedírmelo.

El gusano estaba muy agradecido con Tractorcito y le prometió que siempre estaría ahí para ayudarlo si lo necesitaba. Los días pasaron y Tractorcito seguía trabajando duro en el campo.

Pero cada vez que veía al gusanito cerca de él, recordaba su promesa de ayudarlo siempre que fuera necesario. Un día, mientras araba la tierra nuevamente, se encontró con un gran problema: había una roca gigante justo en medio del camino. Intentó moverla con todas sus fuerzas, pero era demasiado pesada.

Fue entonces cuando recordó al gusanito. - Gusanito, necesito tu ayuda -llamó Tractorcito-. Hay una roca en mi camino y no puedo moverla solo. ¿Podrías ayudarme? El gusano entendió la situación y se arrastró hasta la roca.

Con su cuerpo pequeño pero fuerte, empezó a empujarla poco a poco hacia un lado. Gracias a su esfuerzo y al de Tractorcito, finalmente lograron quitar la roca del camino.

Desde ese día, Tractorcito y el gusano se convirtieron en grandes amigos. Juntos trabajaban en el campo para hacerlo crecer y prosperar. Y aunque eran muy diferentes en tamaño y forma, aprendieron que siempre podían contar el uno con el otro.

Así que recuerda: nunca subestimes el poder de la amistad. A veces las personas más pequeñas pueden hacer grandes cosas si les das una oportunidad.

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