Transformando Tristezas



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Feliz, dos amigas inseparables llamadas Vanessa y Regina. Ellas eran como dos gotitas de agua, siempre juntas en las buenas y en las malas.

Un día, mientras paseaban por el bosque cerca de la escuela, encontraron una piedra brillante y misteriosa. Al tocarla, sintieron una energía especial recorrer sus cuerpos y escucharon una voz suave que les dijo: "Esta es la Piedra de la Amistad Verdadera.

Quienes la posean estarán unidos para siempre". Vanessa y Regina se miraron emocionadas, sabían que su amistad era verdadera pero esta piedra mágica lo confirmaba aún más. Decidieron llevarla consigo a todas partes.

Al regresar a la escuela al día siguiente, notaron que algo extraño estaba pasando. Sus amigos los saludaban con alegría pero las maestras parecían tristes o preocupadas. Al acercarse a ellas para preguntarles qué sucedía, descubrieron que estaban teniendo problemas personales y no encontraban solución.

Vanessa y Regina intercambiaron miradas cómplices y supieron al instante qué debían hacer.

Tomando la Piedra de la Amistad Verdadera entre sus manos, se acercaron a cada maestra con cariño y les ofrecieron un poco de esa energía especial que emanaba de ella. "¡Hola maestra Rosa! ¿Estás bien? Notamos que estás triste", dijo Vanessa con dulzura. "Sí queridas, estoy pasando por un momento difícil en mi familia", respondió la maestra Rosa con los ojos llenos de lágrimas.

"No te preocupes maestra Rosa, estamos aquí para ayudarte", agregó Regina extendiendo la mano con la piedra brillante hacia ella. La maestra Rosa tomó la piedra entre sus manos temblorosas y al instante sintió una sensación cálida invadir su ser.

Una sonrisa iluminó su rostro y agradeció a las niñas por su gesto tan generoso. Así fue como Vanessa y Regina recorrieron toda la escuela compartiendo esa energía especial con cada uno de sus compañeros y maestros.

Poco a poco el ambiente triste se transformaba en uno lleno de alegría y esperanza.

Un día, cuando ya habían compartido toda el aura positiva de la Piedra de la Amistad Verdadera, ésta desapareció dejando en su lugar un arco iris brillante que iluminó todo el pueblo. Desde ese día en adelante, Vanessa, Regina, sus amigos y todas las personas del pueblo vivieron felices para siempre recordando el poder transformador de una amistad verdadera capaz de cambiarlo todo.

Y colorín colorado este cuento ha terminado ¡Qué viva la amistad verdadera!

FIN.

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