Trasguito en busca de la felicidad



Había una vez en un hermoso palacio de Cangas del Narcea, un travieso trasgo llamado Trasguito. Este pequeño ser vivía solo en el palacio y aunque disfrutaba de la tranquilidad, a veces sentía que le faltaba algo.

Un día, mientras paseaba por los jardines del palacio, Trasguito se detuvo frente a un espejo y se miró a sí mismo con tristeza.

Se dio cuenta de que estaba cansado de estar siempre solo y decidió que era hora de emprender nuevas aventuras fuera del palacio. Sin pensarlo dos veces, Trasguito empacó sus pocas pertenencias en una pequeña bolsa y se despidió del lugar que había sido su hogar durante tanto tiempo.

Con paso decidido, se adentró en el bosque cercano al palacio, emocionado por todo lo nuevo que le esperaba. -¡Adiós, querido palacio! -dijo Trasguito con voz temblorosa pero llena de emoción-.

¡Es hora de explorar el mundo! Durante su viaje, Trasguito conoció a muchos animales del bosque con los que entabló amistad: desde ardillas juguetonas hasta pájaros cantarines. Juntos recorrieron senderos desconocidos, descubrieron cuevas misteriosas y compartieron risas bajo la luz de la luna.

Una noche, mientras descansaban junto a un arroyo cristalino, uno de los pájaros amigos de Trasguito le preguntó:-¿Por qué decidiste dejar tu hogar en el palacio? Trasguito suspiró antes de responder:-Porque aunque el palacio era hermoso y cómodo, me di cuenta de que la verdadera riqueza está en las experiencias compartidas y las amistades sinceras.

Aquí he encontrado la felicidad verdadera. Los animales asintieron con complicidad, comprendiendo las palabras sabias del pequeño trasgo.

Desde ese día, Trasguito siguió su camino junto a sus nuevos amigos, llenando su corazón no solo con aventuras emocionantes sino también con amor y compañerismo. Finalmente, cuando volvían al palacio después de una larga jornada explorando el bosque, Trasguito se detuvo frente a la imponente entrada y sonrió.

-Aunque haya dejado este lugar alguna vez -dijo mirando a sus amigos-, sé que mi hogar siempre estará donde están ustedes: en mi corazón.

Y así fue como el trasgo Trasguito aprendió que la verdadera felicidad no reside en las cosas materiales o en los lugares lujosos, sino en los momentos compartidos con aquellos que te quieren tal como eres. Y juntos siguieron viviendo aventuras inolvidables bajo el cálido sol del bosque encantado.

FIN.

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