Travesuras en la casa de los amigos
En una casa muy grande vivían Perrito Manchas, su hermano Justo y su gran amigo el Gato Donga. Los tres eran inseparables y les encantaba pasar tiempo juntos.
Perrito Manchas era un perro travieso con manchitas negras por todo su cuerpo, Justo era más tranquilo y cariñoso, y Donga era un gato elegante de pelaje gris. Un día soleado, los tres amigos decidieron explorar la casa en busca de aventuras.
Corrieron por el jardín, persiguieron mariposas y se escondieron detrás de las plantas. Después de tanto jugar, sintieron sed y fueron corriendo a tomar agua fresca del bebedero que tenían en el patio.
- ¡Qué divertido es jugar juntos! - dijo Perrito Manchas mientras bebía agua con entusiasmo. - Sí, me encanta estar con ustedes dos. Son los mejores amigos que podría tener - agregó Justo con una sonrisa. Donga asintió con la cabeza y maulló felizmente.
Luego propuso algo emocionante:- ¿Qué les parece si organizamos un picnic en el jardín? Podemos llevar nuestras comidas favoritas y compartirlas todos juntos. Los tres amigos estuvieron de acuerdo y cada uno preparó algo especial para llevar al picnic.
Perrito Manchas llevó huesos de juguete para masticar, Justo llevó croquetas caseras hechas por su mamá perruna, y Donga trajo pescado fresco que había pescado esa mañana en un charco cercano. El picnic fue todo un éxito.
Comieron hasta saciarse, contaron chistes y se rieron sin parar. Después de la comida, decidieron descansar bajo la sombra de un árbol mientras compartían anécdotas sobre sus vidas. De repente, escucharon un ruido extraño proveniente del cobertizo del jardín.
Intrigados, los tres amigos fueron a investigar qué pasaba. Para su sorpresa, encontraron a un pequeño ratoncito atrapado entre unas cajas viejas.
Sin dudarlo ni un segundo, Perrito Manchas usó su olfato para encontrar la salida más cercana al ratón mientras Justo empujaba las cajas con todas sus fuerzas para abrirle paso al pequeño roedor indefenso. Finalmente lograron rescatarlo sano y salvo. El ratoncito les dio las gracias entre chillidos emocionados antes de salir corriendo hacia la libertad.
Los tres amigos se miraron orgullosos por haber trabajado juntos para salvar a alguien necesitado. Esa noche, cuando el sol comenzaba a ponerse en el horizonte, Perrito Manchas, Justo y Donga se acurrucaron juntos en una alfombra frente a la chimenea crepitante.
Estaban cansados pero felices después de haber vivido tantas aventuras ese día. - Gracias por ser mis amigos incondicionales - dijo Perrito Manchas con gratitud en su voz.
- No hay nada que pueda compararse con nuestra amistad - respondió Justo acurrucándose aún más cerca junto a ellos. Donga cerró los ojos lentamente mientras murmuraba:- En esta casa siempre habrá amor y compañerismo entre nosotros... porque somos más que amigos; somos una familia.
FIN.