Travesuras en la Escuela


Celeste era una niña curiosa y traviesa, siempre en busca de aventuras nuevas. Tenía dos hermanos mayores, Martín y Emilio, quienes la cuidaban con mucho cariño pero a veces se veían un poco abrumados por su energía inagotable.

Un día, Celeste decidió jugarle una broma a Emilio y se escondió en su sala de clases mientras él estaba afuera jugando con sus amigos.

Cuando Emilio regresó a buscar sus cosas antes de la próxima clase, se sorprendió al ver a Celeste escondida detrás del escritorio. - ¡Celeste! ¿Qué estás haciendo aquí? -exclamó Emilio sorprendido. Celeste rió divertida al ver la expresión de su hermano y salió corriendo hacia la puerta.

Pero Emilio la alcanzó antes de que pudiera escapar y decidió llevarla directamente a la oficina de la directora. La directora, una mujer amable pero firme, escuchó atentamente la historia de lo que había pasado y luego miró a Celeste con seriedad.

- Celeste, sé que te gusta divertirte, pero es importante respetar los espacios de cada uno. La sala de clases no es un lugar para jugar al escondite -le explicó con calma.

Celeste bajó la mirada avergonzada por haber causado problemas y asintió en señal de arrepentimiento. La directora le recordó lo importante que era seguir las reglas para mantener el orden y el respeto en el colegio. De vuelta en su sala, Celeste reflexionaba sobre lo ocurrido.

Se dio cuenta de que aunque le gustaba divertirse, también era importante pensar en cómo sus acciones podían afectar a los demás. Decidió disculparse con Emilio por haberlo metido en problemas y prometió ser más cuidadosa en el futuro.

Desde ese día, Celeste siguió siendo tan traviesa como siempre, pero aprendió a equilibrar su espíritu juguetón con el respeto por los demás.

Y tanto ella como sus hermanos descubrieron que juntos podían vivir muchas aventuras emocionantes sin necesidad de meterse en líos innecesarios. Y así, Celeste creció sabiendo que ser valiente no solo significaba enfrentarse a los desafíos externos, sino también tener el coraje interno para reconocer tus errores y aprender de ellos.

Dirección del Cuentito copiada!