Travesuras transformadas



Había una vez, en un pequeño pueblo de la provincia de Buenos Aires, dos niños llamados Fabiana y Axel. Eran amigos desde la infancia y siempre se divertían juntos.

Sin embargo, últimamente habían estado causando muchos problemas en el pueblo. Un día, mientras paseaban por la plaza del pueblo, Fabiana y Axel comenzaron a tirar basura por todas partes y a molestar a los pájaros que estaban allí.

La gente del pueblo les gritaba para que dejaran de hacerlo, pero ellos simplemente se reían y continuaban con su comportamiento irresponsable. Más tarde ese mismo día, Fabiana y Axel fueron sorprendidos robando golosinas en la tienda local.

El dueño de la tienda los atrapó y llamó a sus padres para informarles sobre lo ocurrido. Cuando llegaron los padres de los niños, estaban muy decepcionados con el comportamiento de sus hijos. Sabían que algo tenía que cambiar antes de que fuera demasiado tarde.

Después de hablar con ellos durante un rato largo, decidieron ponerlos en un programa comunitario para aprender cómo ser responsables y respetuosos. Allí conocieron a otros niños como ellos que también necesitaban ayuda para mejorar su comportamiento.

Al principio no les gustaba mucho ir al programa porque preferían jugar sin preocuparse por las consecuencias. Pero poco a poco empezaron a disfrutarlo porque aprendieron muchas cosas nuevas sobre cómo tratar bien al prójimo y cuidar el medio ambiente.

Un día en el programa hicieron una actividad especial donde tenían que plantar árboles en la plaza del pueblo para ayudar al medio ambiente. Fabiana y Axel trabajaron juntos cavando hoyos y plantando árboles.

Cuando terminaron, se sintieron orgullosos de lo que habían logrado. Mientras caminaban hacia sus casas después del programa, Fabiana y Axel se dieron cuenta de que habían estado haciendo las cosas mal todo este tiempo.

Se disculparon con los pájaros por molestarlos en la plaza y prometieron no volver a hacerlo nunca más. Desde entonces, Fabiana y Axel comenzaron a portarse bien. Ayudaban a sus padres en casa, recogían la basura del suelo en lugar de tirarla allí y trataban a todos con respeto.

La gente del pueblo notó el cambio en ellos y empezó a verlos como niños responsables y amables. Así fue como Fabiana y Axel aprendieron una lección importante: que es mejor ser buenos ciudadanos que causar problemas en su comunidad.

Y todo gracias al apoyo de sus padres y al programa comunitario que les enseñó cómo ser mejores personas.

FIN.

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