Travesuras y Talentos



Había una vez una mamá llamada Silvi que tenía dos hijos muy diferentes entre sí. El mayor, llamado Martín, era un niño tranquilo y obediente. Siempre hacía caso a su mamá y se portaba muy bien.

Por otro lado, el menor, Owen, era todo lo contrario. Era un niño travieso y siempre encontraba la manera de hacer travesuras que volvían loca a su madre.

Un día, Silvi decidió llevar a sus hijos al parque para pasar una tarde divertida. Martín estaba emocionado por jugar en los columpios y subirse al tobogán. Pero Owen solo pensaba en cómo podía hacerle una travesura a su hermano o a su mamá.

Cuando llegaron al parque, Martín se fue directamente hacia los columpios mientras Silvi vigilaba desde un banco cercano. Pero Owen tenía otros planes en mente.

Se acercó sigilosamente a la gata de su hermano llamada Lulu y le hizo cosquillas en la panza para asustarla. Lulu saltó asustada y corrió por el parque mientras Owen reía sin parar. Silvi no sabía si reírse o regañarlo por haber asustado a Lulu, pero decidió ir tras la gata para asegurarse de que estuviera bien.

Mientras perseguían a Lulu por el parque, Owen vio un cartel que anunciaba un concurso de dibujo para niños. Decidió participar sin decirle nada a su mamá ni a Martín.

Los días pasaron y Silvi notó que Owen había estado muy ocupado con algo secreto en su habitación durante mucho tiempo. Un día decidió entrar sin permiso y descubrió que su hijo había estado practicando dibujo durante horas.

Silvi se sintió orgullosa de la dedicación y esfuerzo de Owen, pero también se dio cuenta de que no había sido justo con él. Había pasado tanto tiempo regañándolo por sus travesuras que nunca le había dado la oportunidad de demostrar su talento.

Decidió hablar con Owen y pedirle disculpas por haberlo juzgado mal. También le explicó lo orgullosa que estaba de su talento para el dibujo y cómo debería aprovechar esa habilidad en lugar de hacer travesuras.

Owen se sorprendió al escuchar las palabras de su mamá, pero también se sintió feliz porque finalmente alguien reconocía su talento. Decidió mostrarle a Silvi los dibujos que había estado haciendo en secreto y ella quedó impresionada por la creatividad y el detalle en cada uno.

A partir de ese día, Silvi apoyó a Owen en su pasión por el dibujo. Lo inscribió en clases especiales donde pudo aprender nuevas técnicas y perfeccionar sus habilidades.

Martín también mostraba interés por el arte, así que Silvi decidió apuntarlo a las mismas clases. Con el tiempo, Owen dejó atrás sus travesuras e hizo del dibujo una forma positiva de expresarse. Participaron juntos en el concurso del parque, donde ambos ganaron premios por sus increíbles obras de arte.

La historia nos enseña que todos tenemos talentos únicos y es importante darles espacio para florecer.

Al darle a Owen la oportunidad de mostrar su habilidad para el dibujo, Silvi descubrió que su hijo tenía mucho más para ofrecer de lo que ella imaginaba. A partir de ese momento, la relación entre ellos se fortaleció y ambos aprendieron a valorar las cualidades del otro.

FIN.

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