Trazos de libertad
Había una vez en un hermoso jardín, una mariposa llamada Margarita que era la más bonita de todas. Tenía alas grandes y coloridas, brillantes como el arcoíris. Sin embargo, había un problema: Margarita no sabía volar.
Margarita veía a las demás mariposas revolotear de flor en flor con gracia y ligereza, pero cada vez que ella intentaba desplegar sus alas, solo lograba dar unos saltitos torpes por el suelo.
Esto la entristecía mucho, ya que anhelaba poder explorar el mundo desde las alturas como lo hacían los demás insectos alados.
Un día, mientras Margarita se encontraba triste en una hoja pensando en su incapacidad para volar, escuchó una vocecita proveniente de un pequeño gusano verde que pasaba por allí. "¿Por qué estás tan triste, Margarita?", preguntó el gusano con curiosidad. Margarita le contó sobre su problema para volar y cómo eso la entristecía. El gusano sonrió comprensivo y le dijo:"No te preocupes, Margarita.
Yo puedo ayudarte a aprender a volar". Margarita no podía creerlo. ¿Cómo podría un simple gusano enseñarle a volar si ni siquiera él mismo podía hacerlo? Aun así, decidió confiar en su nuevo amigo y aceptó recibir su ayuda.
El gusano comenzó a enseñarle a Margarita todo lo que sabía sobre el vuelo: cómo mover las alas en sincronización, cómo sentir el viento acariciando su cuerpo y cómo mantener el equilibrio en el aire.
Margarita practicaba todos los días con dedicación y paciencia, sin rendirse ante las caídas y los tropezones iniciales. Con el tiempo, gracias al esfuerzo conjunto de Margarita y el gusano, algo mágico comenzó a ocurrir.
Un día soleado frente a todos los demás animales del jardín sorprendidos por lo que veían; ¡Margarita logró elevarse por los cielos! Sus alas batían con fuerza impulsándola hacia lo alto mientras dejaba atrás sus miedos e inseguridades.
Las demás mariposas la recibieron entre aplausos y alegrías al verla surcar los cielos con maestría. Desde ese día, Margarita se convirtió en la mariposa más feliz del jardín gracias al apoyo del valiente gusano que nunca dudó de ella.
Y así fue como la hermosa mariposa aprendió que con esfuerzo, perseverancia y la ayuda de buenos amigos siempre se pueden alcanzar los sueños más grandes.
FIN.