Tres Rateritos Redimidos


Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, tres rateritos llamados Juanito, Pedrito y Carlitos. Estos tres amigos se dedicaban a robar en el colegio del pueblo, causando tristeza y preocupación entre los estudiantes y profesores.

Un día, mientras cometían su último robo, algo mágico sucedió. Tres hermosos ángeles descendieron del cielo y se les aparecieron a los rateritos.

"Juanito, Pedrito y Carlitos", dijo el ángel más sabio con una voz dulce pero firme, "hemos venido para ofrecerles la oportunidad de cambiar sus vidas". Los rateritos miraron asombrados a los ángeles. Nunca antes habían visto seres tan radiantes y llenos de paz.

"Si deciden aceptar nuestra ayuda", continuó el segundo ángel con ternura en su voz, "deberán realizar méritos para demostrar que han cambiado". "Pero ¿qué debemos hacer?", preguntó Juanito con curiosidad. El tercer ángel sonrió amablemente antes de responder: "Deberán ayudar a las personas que hayan sido afectadas por sus robos.

Deben devolver lo que han tomado injustamente y hacer acciones buenas para compensar su mal comportamiento". Los tres amigos se miraron entre sí y sintieron un profundo remordimiento por todo el daño que habían ocasionado.

Decidieron aceptar la propuesta de los ángeles y comenzaron a trabajar arduamente para mejorar sus vidas. Primero fueron al colegio donde solían robar e hicieron todo lo posible por reparar el daño causado.

Limpiaron las aulas, pintaron las paredes y se disculparon con los estudiantes y profesores. Todos quedaron sorprendidos por su cambio de actitud. Pero no se detuvieron allí. Juanito, Pedrito y Carlitos comenzaron a ayudar a los vecinos del pueblo en todo lo que podían.

Ayudaban a los ancianos con sus compras, cuidaban de los niños pequeños mientras sus padres trabajaban y colaboraban en la limpieza del parque.

A medida que realizaban estas buenas acciones, algo mágico ocurrió: cada vez más personas comenzaron a confiar en ellos y les dieron una segunda oportunidad para demostrar que habían cambiado. Un día, mientras estaban ayudando en el comedor comunitario del pueblo, recibieron una visita inesperada. Era Dios mismo quien había decidido bajar del cielo para ver cómo habían progresado.

"Juanito, Pedrito y Carlitos", dijo Dios con voz grave pero llena de amor, "estoy orgulloso de ustedes por haber cambiado su forma de ser". Los tres amigos se sintieron abrumados por la presencia divina pero también felices porque finalmente habían logrado redimirse.

Dios les ofreció una nueva oportunidad para vivir una vida plena y feliz. Los rateritos prometieron seguir haciendo el bien y nunca volver a robar o lastimar a nadie.

Desde ese día, Juanito, Pedrito y Carlitos se convirtieron en ejemplos de superación en su comunidad. Su historia inspiró a otros jóvenes a cambiar sus vidas y buscar siempre el camino correcto.

Y así termina nuestra historia infantil sobre tres rateritos que encontraron la redención gracias al poder transformador del amor y la bondad. Recuerda siempre que todos merecemos una segunda oportunidad y que cambiar está en nuestras manos.

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