Trompantito, el elefante único



Había una vez, en la hermosa selva de Argentina, un elefante llamado Trompantito. A diferencia de los demás elefantes, él no era tan grande como ellos.

Cada vez que intentaba entrar en algún lugar, siempre se quedaba atascado y no podía avanzar. Trompantito soñaba con ser pequeño como una araña para poder moverse con facilidad por todos lados.

Un día decidió subir a la montaña donde vivía el Mago de la selva, quien se rumoreaba que tenía el poder de conceder deseos. Con mucha ilusión y esperanza en su corazón, Trompantito llegó hasta la cima de la montaña y encontró al Mago sentado junto a una cascada cristalina.

"Mago de la montaña, vengo a pedirte un deseo muy especial", dijo Trompantito emocionado. El Mago lo miró con ternura y le respondió: "Querido Trompantito, lamento decirte que no puedo concederte ese deseo. Pero déjame explicarte algo importante".

Trompantito bajó sus orejas tristemente y preguntó: "¿Por qué no puedes hacerlo? ¿Acaso mi deseo es imposible?"El Mago sonrió amablemente y comenzó a enumerar las ventajas de ser un elefante:"Primero que todo, tú eres único e irrepetible.

Tu tamaño te permite proteger a los más pequeños y ayudarlos cuando lo necesiten. Además, tu fuerza es asombrosa; puedes mover árboles caídos o construir puentes para cruzar ríos. "Trompantito levantó la cabeza y comenzó a comprender lo que el Mago le estaba diciendo.

"Además", continuó el Mago, "los elefantes son conocidos por su inteligencia y memoria excepcionales. Tú tienes la capacidad de recordar rutas y lugares importantes para toda tu manada. "Trompantito se sintió orgulloso al escuchar todas esas cualidades que tenía como elefante.

Empezó a entender que no necesitaba ser pequeño como una araña para ser valioso. "Mago de la montaña, gracias por abrir mis ojos. Ahora entiendo que mi tamaño no define quién soy ni lo que puedo lograr", dijo Trompantito con alegría.

El Mago sonrió satisfecho y asintió con la cabeza. Luego, extendió su mano hacia Trompantito y le entregó una pequeña semilla. "Toma esta semilla, Trompantito.

Plántala en tu corazón y verás cómo crecerá un amor propio aún más grande", dijo el Mago mientras desaparecía entre las nubes. Trompantito guardó cuidadosamente la semilla en su corazón y regresó a la selva con una nueva perspectiva.

A partir de ese día, aceptó su tamaño y se convirtió en un líder fuerte y cariñoso para los demás animales.

Con sus grandes orejas, ayudaba a los pajaritos a construir sus nidos seguros; con su trompa larga, recolectaba frutas del árbol más alto para compartir con todos; y con su sabiduría, guiaba a los más jóvenes en busca de agua fresca cuando hacía falta. Trompantito se dio cuenta de que no importaba el tamaño que tuviera, lo más importante era aceptarse y valorarse a uno mismo.

Y así, junto a sus amigos de la selva, vivieron aventuras inolvidables y aprendieron que las diferencias nos hacen especiales y únicos. Y colorín colorado, esta historia ha terminado.

FIN.

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