Trompita y sus valientes aventuras


Había una vez en la selva un elefantito llamado Trompita. Era el más pequeño de toda su manada y siempre estaba ansioso por explorar el mundo fuera de la jungla.

Un día, mientras los demás elefantes descansaban bajo la sombra de los árboles, Trompita decidió que era momento de salir a pasear. Se acercó a sus padres y les dijo con entusiasmo:- Mamá, papá, quiero irme de aventura y descubrir nuevos lugares.

¿Puedo salir a pasear solo? Sus padres asintieron con ternura y le dieron permiso para que se adentrara en el desconocido mundo exterior. Antes de partir, su mamá le dio algunos consejos sabios:- Recuerda ser valiente, pero también cauteloso, Trompita.

No te alejes demasiado y mantente alerta ante cualquier peligro. Trompita prometió seguir las palabras de su madre y comenzó su emocionante viaje.

Mientras caminaba por la selva, admirando los altos árboles y escuchando los cantos de los pájaros, Trompita vio algo brillante entre las hojas: ¡una hermosa mariposa! - ¡Hola! - exclamó Trompita emocionado - ¿Quieres ser mi amiga? La mariposa revoloteó alrededor del elefantito antes de responder:- Claro que sí. Mi nombre es Maribel.

¿Y tú eres? - Soy Trompita - respondió él orgulloso - Estoy explorando el mundo fuera de mi hogar. Maribel sonrió y decidió acompañar a Trompita en su viaje.

Juntos, se adentraron más y más en la selva, maravillados por las bellezas que encontraban a su paso. Sin embargo, mientras cruzaban un río, Trompita se resbaló y cayó al agua.

El pequeño elefante comenzó a agitarse y a pedir ayuda:- ¡Ayuda! ¡No sé nadar! Maribel voló rápidamente hacia una rama cercana y gritó:- ¡Espera allí, Trompita! Voy a buscar ayuda. La valiente mariposa encontró a un mono llamado Chimbote jugando cerca del río. Le explicó lo que había ocurrido con Trompita y juntos corrieron para ayudarlo.

Mientras tanto, Trompita recordó los consejos de su madre e intentó mantener la calma. Respirando profundamente, hizo flotar su trompa sobre el agua como si fuera una boya. Afortunadamente, Chimbote llegó justo a tiempo y rescató al elefantito del río.

Trompita estaba muy asustado pero también muy agradecido por haber sido salvado. Abrazando con cariño al mono y dándole un beso en la mejilla, le dijo:- Gracias por salvarme, Chimbote. Prometo ser más cuidadoso la próxima vez.

Junto con Maribel y Chimbote, Trompita continuó su paseo aprendiendo valiosas lecciones sobre amistad y seguridad en el camino. Descubrieron cascadas escondidas entre las rocas e hicieron nuevos amigos como Leo el león curioso y Lila la linda jirafa.

Después de un largo día de aventuras, Trompita decidió que era hora de regresar a casa. Se despidió de todos sus nuevos amigos y se dirigió hacia la jungla. Cuando llegó a su hogar, sus padres lo estaban esperando con ansias.

Al verlo sano y salvo, lo abrazaron fuertemente. - Estamos orgullosos de ti, Trompita - dijo su mamá - Has demostrado ser valiente y también has aprendido a ser cauteloso. Trompita sonrió y se acurrucó junto a sus padres.

Había descubierto que el mundo exterior podía ser emocionante y lleno de sorpresas, pero también había aprendido que la seguridad y el cuidado eran fundamentales en cada aventura.

Desde ese día en adelante, Trompita siguió explorando el mundo con la guía amorosa de sus padres, recordando siempre las palabras sabias que le habían dado: "Sé valiente pero cauteloso". Y así, vivió muchas más historias emocionantes mientras continuaba creciendo felizmente en la selva.

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