Trompito y el sueño de volar


Había una vez en la selva un elefante llamado Trompito. Era un elefante grande, fuerte y amigable, pero tenía un sueño muy especial: quería volar.

Todos los animales de la selva se reían de él cuando les contaba su deseo, diciéndole que los elefantes no podían volar. Un día, mientras caminaba por la selva, Trompito se encontró con un pájaro carpintero llamado Piquitas.

El pajarito estaba construyendo su nido en lo alto de un árbol y cantaba alegremente mientras trabajaba. Trompito se acercó curioso y le preguntó:- ¿Cómo haces para volar tan alto, Piquitas? El pájaro carpintero dejó de martillar por un momento y miró al elefante con ternura.

- Volar es algo que está en mi naturaleza, amigo Trompito. Pero cada ser en este mundo tiene sus propias habilidades especiales.

Tú eres fuerte y valiente, ¿por qué quieres volar? Trompito suspiró y le contó a Piquitas sobre su sueño de tocar el cielo y ver el mundo desde las alturas. El pajarito sonrió y le dijo:- No puedes cambiar lo que eres, pero sí puedes descubrir nuevas formas de alcanzar tus metas. Ven conmigo.

Piquitas llevó a Trompito a lo más alto del árbol más grande de la selva. Desde allí arriba, el elefante podía ver todo a su alrededor: los ríos serpenteando entre los árboles, las montañas azules a lo lejos y el sol brillando en lo alto.

- ¡Es increíble! -exclamó Trompito maravillado. Piquitas le explicó entonces que aunque no podía volar como él, había otras maneras de sentirse libre como las aves. - Todos tenemos nuestro propio cielo por conquistar, amigo mío.

Solo debemos encontrar la forma adecuada para hacerlo. Con estas palabras resonando en su corazón, Trompito decidió buscar nuevas formas de alcanzar su sueño.

Comenzó a practicar yoga para fortalecer sus músculos y mejorar su equilibrio; corrió por toda la selva para ganar agilidad; e incluso aprendió a saltar desde lo alto de las rocas sin temor.

Un día, durante una tormenta feroz que sacudió la selva con vientos huracanados, un árbol cayó sobre el puente que conectaba ambos lados del río donde vivían los animales. Muchos quedaron atrapados sin poder cruzarlo. - ¡Necesitamos ayuda para salvarlos! -gritaban desesperados. Trompito recordó las palabras sabias de Piquitas y supo qué debía hacer.

Con todas sus fuerzas se lanzó al vacío desde una colina cercana y extendió sus orejas como enormes alas mientras caía hacia el río. Para sorpresa de todos, ¡el elefante logró planear sobre el agua hasta llegar al otro lado! Los animales celebraron emocionados ante semejante proeza.

- ¡Trompito ha salvado el día! -gritaron felices.

Desde ese momento, Trompito entendió que aunque no pudiera volar físicamente como Piquitas o los demás pájaros, tenía dentro suyo todo lo necesario para alcanzar cualquier meta que se propusiera si creía en sí mismo y buscaba nuevas formas creativas de lograrlo.

Y así fue como el elefante grande que quería volar descubrió que la verdadera libertad reside en tener fe en uno mismo y nunca rendirse ante los desafíos que nos presenta la vida.

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