Trotando por Buenos Aires
Había una vez en un tranquilo barrio de Buenos Aires, un perrito husky llamado Chase. Chase era juguetón, curioso y siempre estaba lleno de energía.
Su dueño, Erick, lo quería con todo su corazón y se esforzaba por enseñarle buenos modales y cuidarlo como a un miembro más de la familia. Una tarde soleada, mientras Erick estaba ocupado cocinando en la cocina, Chase vio la oportunidad perfecta para escaparse por la puerta trasera que había quedado entreabierta.
Corrió velozmente por las calles del barrio sin mirar atrás, persiguiendo mariposas y disfrutando de su libertad momentánea. Erick notó rápidamente la ausencia de Chase y entró en pánico.
Llamó a sus amigos del vecindario y juntos comenzaron a buscar al travieso husky por todos lados. Recorrieron parques, calles y plazas, pero no lograban encontrarlo.
La preocupación crecía en el corazón de Erick mientras pensaba en todas las cosas peligrosas que podrían pasarle a Chase estando solo en las calles. Después de horas de búsqueda intensa, cuando el sol comenzaba a ponerse en el horizonte, escucharon ladridos lejanos que parecían provenir de un callejón cercano.
Sin perder tiempo, corrieron hacia allí y encontraron a Chase rodeado por unos niños del barrio que estaban jugando con él. - ¡Chase! ¡Chase! ¡Estás aquí! -exclamó Erick emocionado al ver a su amigo animal sano y salvo.
Chase saltaba feliz alrededor de Erick mientras los niños se despedían con sonrisas en sus rostros. Todos regresaron juntos a casa, donde Chase recibió mimos extra y un buen plato de comida por haber sido encontrado sano y salvo.
Desde ese día, Chase aprendió lo importante que era quedarse cerca de su hogar y no alejarse demasiado sin su dueño. Comprendió que aunque explorar era divertido, nada se comparaba al amor y cuidado que recibía en casa junto a Erick.
Y así, entre ladridos felices y abrazos reconfortantes, Chase siguió siendo el compañero leal e inquieto de Erick durante muchos años más, recordando siempre aquel día en el que se perdió para darse cuenta cuánto significaba estar junto a quienes más lo querían.
FIN.