Truenos valientes
Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, llamado Pueblo Alegre, un niño llamado Mateo. Era un niño muy curioso y aventurero, pero tenía un gran miedo a los truenos.
Cada vez que escuchaba el estruendo de uno, se escondía debajo de su cama temblando de miedo. Un día, mientras Mateo estaba jugando en el jardín con sus amigos, empezó a nublarse el cielo y se escucharon algunos truenos a lo lejos.
Todos los niños corrieron hacia sus casas asustados, excepto Mateo. Él decidió enfrentar su miedo y no dejar que los truenos lo detuvieran. "¡Chicos! ¡No tengan miedo! Los truenos son solo ruiditos fuertes del cielo", les dijo Mateo con valentía.
Sus amigos quedaron sorprendidos por la actitud de Mateo y decidieron quedarse con él para enfrentar juntos el miedo a los truenos. Esa noche, cuando llegó la tormenta, todos se reunieron en la casa de Mateo.
Se sentaron alrededor de una fogata en el patio trasero para sentirse más seguros. A medida que los truenos resonaban en el cielo oscuro, cada uno compartió historias divertidas y emocionantes para distraerse del ruido.
De repente, se escuchó un trueno muy fuerte que hizo estremecerse a todos. Pero esta vez ninguno se asustó tanto como antes. Habían descubierto que si estaban juntos y tenían confianza en sí mismos podían superar cualquier miedo.
"¡Vamos, chicos! ¡No dejemos que los truenos nos asusten!", exclamó Mateo con valentía. Todos se unieron en un coro de gritos y risas para tapar el sonido de los truenos.
A medida que pasaba el tiempo, los truenos se volvieron menos aterradores y más como simples ruiditos del cielo. Desde ese día, Mateo y sus amigos no le tuvieron miedo a los truenos. Descubrieron que siempre hay que ser valientes y enfrentar nuestros miedos juntos.
Se convirtieron en un grupo de amigos inseparables, dispuestos a apoyarse mutuamente en cada aventura que la vida les presentara. Y así, Pueblo Alegre se llenó de niños valientes que nunca más temieron a los truenos.
Cada vez que una tormenta llegaba al pueblo, ellos salían al patio trasero y desafiaban al cielo con su risa y su alegría. La historia de Mateo y sus amigos inspiró a todos en el pueblo a ser valientes frente a cualquier adversidad.
Y cada vez que alguien sentía miedo, recordaban las palabras de Mateo: "Siempre hay que ser valiente y no tenerle miedo a los truenos".
FIN.