Tú eres la emoción que buscas


Había una vez un joven llamado Mateo que siempre se sentía triste y vacío por dentro. No sabía cómo expresar sus emociones y a menudo se guardaba todo para sí mismo.

Un día, mientras caminaba por la calle, vio un anuncio en una tienda que decía: "Contrata tus emociones". Intrigado, entró a la tienda y se encontró con el dueño, un hombre amable y sonriente llamado Tomás. "- Hola Mateo, ¿en qué puedo ayudarte?" - preguntó Tomás.

"- Vi su anuncio sobre contratar mis emociones. ¿Cómo funciona eso?" - preguntó Mateo con curiosidad. Tomás le explicó que en su tienda podía alquilar diferentes emociones durante cierto tiempo para experimentarlas y aprender a manejarlas.

Pero advirtió que también había riesgos si no las manejaba adecuadamente. Mateo decidió alquilar la emoción de alegría durante una semana.

Al principio fue difícil sentirse feliz después de tanto tiempo sintiéndose triste, pero poco a poco aprendió a disfrutar de las pequeñas cosas de la vida como el sol brillando o los pájaros cantando. Sin embargo, cuando llegó el momento de devolver la emoción de alegría, Mateo no quería dejarla ir.

Se dio cuenta de lo mucho que había estado faltando en su vida al no saber cómo manejar sus propias emociones. Tomás le sugirió que intentara expresar sus propias emociones antes de recurrir a las emociones prestadas.

De esta manera podría convertirse en alguien más seguro y auténtico consigo mismo sin depender del alquiler de emociones. Mateo siguió el consejo de Tomás y poco a poco aprendió a expresar sus propias emociones.

Aprendió a compartir su tristeza, su enojo y también su alegría con los demás. Se dio cuenta de que no tenía que esconder sus emociones, sino aprender a manejarlas para poder vivir una vida más plena. Desde entonces, Mateo se convirtió en alguien más seguro y feliz consigo mismo.

Y nunca olvidaría la lección que aprendió gracias al sabio consejo del dueño de la tienda de emociones.

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