Tuktu y el Ritmo Perdido


Había una vez un indio llamado Tuktu que vivía en una pequeña aldea en la India. Tuktu era un niño muy curioso y siempre soñaba con viajar y descubrir nuevos lugares.

Un día, mientras jugaba cerca de un río, encontró un mapa antiguo que mostraba el camino hacia —"Messilandia" , un lugar mágico lleno de música y baile. Tuktu decidió que quería ir a Messilandia para aprender a bailar y compartir su cultura con las personas de ese lugar.

Así que se despidió de su familia y emprendió el viaje hacia lo desconocido. Después de muchos días caminando, finalmente llegó a Messilandia.

Al llegar, quedó maravillado por los colores brillantes, la música vibrante y las personas felices bailando por todas partes. Pero Tuktu también notó algo triste: nadie le prestaba atención. "¡Hola! Soy Tuktu, vengo desde la India para aprender a bailar", dijo emocionado. Pero todos estaban demasiado ocupados con sus propios movimientos para escucharlo.

Tuktu no se dio por vencido e intentó acercarse a diferentes grupos de personas, pero todos lo ignoraron. Se sentía triste y solo en medio del bullicio de Messilandia.

Un día, mientras paseaba por los jardines del castillo real, escuchó risas provenientes detrás de unos arbustos. Se acercó sigilosamente y descubrió a dos hadas discutiendo entre sí:"¡No puedo creerlo! ¡El rey ha perdido el ritmo! Su próximo baile es mañana y no puede hacerlo bien", dijo una de ellas.

"¡Oh no! ¿Qué podemos hacer para ayudarlo?", preguntó la otra hada preocupada.

Tuktu, sin dudarlo, se acercó a ellas y ofreció su ayuda:"¡Yo puedo enseñarle al rey cómo bailar! Vengo de la India y allí el baile es parte de nuestra cultura. Estoy seguro de que puedo ayudarlo". Las hadas se miraron sorprendidas pero aceptaron su propuesta. Juntas, fueron al palacio y le explicaron al rey sobre Tuktu y su talento para el baile.

El rey estaba emocionado por la idea y decidió darle una oportunidad a Tuktu. Esa misma noche, comenzaron los ensayos en el gran salón del castillo. Tuktu enseñaba pasos tradicionales de la India mientras el rey intentaba seguirlos con entusiasmo.

Los días pasaban rápidamente y llegó finalmente el día del baile real. Todos los habitantes de Messilandia se reunieron en el salón del castillo para ver al rey bailar.

Cuando las luces se encendieron, todos quedaron asombrados al ver cómo el rey seguía los movimientos con gracia y precisión. El público estalló en aplausos mientras Tuktu sonreía orgulloso desde un rincón del salón.

Después del baile, el rey le dio las gracias a Tuktu por haberlo ayudado:"Gracias a ti, he descubierto lo maravilloso que es bailar y compartir mi alegría con los demás". A partir de ese día, Messilandia cambió por completo. La gente comenzó a valorar y respetar las diferentes formas de baile, música y cultura.

Tuktu se convirtió en el maestro de baile más querido de Messilandia y todos los niños aprendieron sobre la riqueza cultural que cada persona puede aportar.

Tuktu finalmente encontró su lugar en Messilandia, donde pudo bailar, enseñar y compartir su amor por la danza con todos los habitantes del lugar. Y así, gracias a la valentía y perseverancia de un indio llamado Tuktu, Messilandia se convirtió en un lugar donde todos podían bailar juntos sin importar su origen o historia.

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