Tukum y la lección de perseverancia



Había una vez un joven qom llamado Tukum, que vivía en una pequeña aldea rodeada de bosques y ríos. Su tribu dependía de la caza para sobrevivir, pero Tukum nunca había aprendido a cazar.

A pesar de que sus padres le habían enseñado todo lo que sabían, él simplemente no tenía el mismo talento que otros miembros de la tribu.

Un día, mientras caminaba por el bosque con su arco y flechas en la mano, Tukum se encontró con un hermoso ciervo blanco. Él apuntó cuidadosamente y disparó su flecha, pero falló completamente el tiro. El ciervo huyó rápidamente del lugar y Tukum regresó a casa con las manos vacías.

Cuando llegó a su aldea, notó que sus padres estaban tristes y preocupados. "¿Qué pasa?" preguntó Tukum. "No pudiste encontrar nada para traer a casa hoy", respondió su padre con tristeza en los ojos.

Tukum se sintió aún peor por haber decepcionado a sus padres y a toda su tribu. Decidió salir temprano al día siguiente para intentar cazar nuevamente. Al amanecer, salió hacia el bosque con determinación en su corazón.

Después de caminar durante horas sin éxito, finalmente escuchó un sonido en la distancia: era otro ciervo blanco como el que había visto antes. Esta vez se acercó sigilosamente al animal y tomándose todo el tiempo necesario para apuntar correctamente disparo su flecha con precisión logrando darle muerte instantáneamente.

Tukum estaba lleno de alegría y orgullo al llevar su presa a casa. Al ver el ciervo en manos de Tukum, sus padres se sintieron muy felices y orgullosos.

"¡Hijo mío, lo lograste! ¡Eres un gran cazador!" exclamó su padre emocionado. Desde ese día, Tukum se convirtió en uno de los mejores cazadores de la tribu. Aprendió que con práctica y perseverancia podía superar sus limitaciones y ser exitoso en lo que quisiera hacer.

Y así, la tribu nunca volvió a pasar hambre gracias al esfuerzo y dedicación del joven qom llamado Tukum.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!