Ulises y el secreto del pájaro parlante


Había una vez en un barrio tranquilo de Buenos Aires, un niño llamado Ulises. A Ulises le encantaba ver la televisión y pasar horas frente a la pantalla viendo dibujos animados y programas de entretenimiento.

Su mamá, Marta, siempre le decía que no se quedara tanto tiempo viendo la tele y que saliera a jugar al aire libre, pero Ulises estaba tan atontado con los programas que no le hacía caso.

Un día, mientras Ulises estaba absorto viendo su programa favorito, escuchó una voz suave que lo llamaba. Al principio pensó que era parte del programa, pero la voz seguía llamándolo.

Intrigado, apagó la televisión y se dio cuenta de que la voz venía del jardín de su casa. Ulises salió corriendo al jardín y descubrió a un pájaro cantor posado en una rama. El pájaro lo miraba con curiosidad y le dijo:"Hola Ulises, ¿cómo estás? Veo que te gusta mucho ver la televisión".

Ulises se sorprendió al escuchar al pájaro hablar, pero también se sintió emocionado de tener una visita tan especial en su jardín. "Hola señor Pájaro", respondió Ulises timidamente. "Sí, me encanta ver la tele, es muy divertida".

El pájaro asintió con la cabeza y luego le preguntó a Ulises:"Pero ¿alguna vez has pensado en todo lo que te estás perdiendo mientras estás dentro viendo la televisión? El mundo real tiene tantas cosas maravillosas por descubrir".

Ulises nunca había pensado en eso antes. Se quedó pensativo mirando al pájaro y luego miró a su alrededor: vio las flores coloridas del jardín, escuchó el sonido del viento entre los árboles y sintió el sol cálido en su rostro.

"Tienes razón señor Pájaro", dijo finalmente Ulises. "Creo que me estoy perdiendo muchas cosas afuera por estar tanto tiempo viendo la tele".

El pájaro sonrió satisfecho y le propuso a Ulises dar un paseo juntos por el parque cercano. Sin dudarlo, Ulises aceptó emocionado. Durante el paseo por el parque, el pájaro le mostró a Ulises las maravillas de la naturaleza: los colores de las flores, el canto de los pájaros, el olor fresco del pasto cortado.

Ulises estaba fascinado con todo lo que veía y sentía. Al caer la tarde, regresaron a casa y Marta notó inmediatamente el brillo diferente en los ojos de su hijo. "¿Qué pasó hoy?" preguntó Marta curiosa.

Ulises contó toda su aventura con el señor Pájaro y cómo había descubierto lo maravilloso que era explorar el mundo real fuera de la televisión. Marta sonrió orgullosa y abrazó a Ulises. "Me alegra mucho escuchar eso hijo", dijo Marta.

"Siempre hay cosas increíbles esperando ser descubiertas cuando abrimos nuestros ojos al mundo". Desde ese día, Ulises encontró un equilibrio saludable entre ver televisión y disfrutar del mundo exterior.

Aprendió a valorar cada momento vivido fuera de casa e incluso hizo nuevos amigos en el parque gracias a esa experiencia inolvidable con el señor Pájaro.

Y así fue como El niño Ulíses dejé atrás sus días atontados frente a la tele para embarcarse en nuevas aventuras llenas de aprendizaje e inspiración junto a sus amigos del barrio.

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