Uma y el equilibrio dulce



Había una vez una niña llamada Uma, a quien le encantaban los helados. Desde que era muy pequeña, siempre pedía helado en cada oportunidad que tenía.

Su mamá y su papá solían llevarla a la heladería del barrio para disfrutar de un delicioso helado en cono o vaso. Un día, mientras Uma estaba jugando en el parque, se encontró con un señor mayor que vendía helados caseros desde su carrito.

El señor le sonrió y le preguntó:- ¿Te gustaría probar uno de mis deliciosos helados? Uma no podía creer su suerte y rápidamente asintió con entusiasmo. - ¡Sí, por favor! - exclamó ella.

El señor le sirvió un enorme cucurucho lleno de sabores exquisitos: vainilla, chocolate y fresa. Uma lo mordió con alegría y quedó maravillada por la explosión de sabores en su boca. A partir de ese día, Uma se convirtió en cliente habitual del señor de los helados caseros.

Cada vez que pasaba cerca de su carrito, no podía resistirse a comprar uno más para disfrutarlo mientras seguía jugando en el parque. Sin embargo, algo comenzó a preocupar a los padres de Uma.

Notaron que cada vez que iban al supermercado o caminaban por la calle donde había una tienda de golosinas, Uma no podía evitar pedir dulces o chocolates además de sus adorados helados.

Preocupados por la salud y bienestar de sua hija, decidieron hablar seriamente con ella sobre sus hábitos alimenticios. - Uma, sabemos que te encantan los helados y dulces, pero es importante que también comas otros alimentos saludables - le explicó su mamá. - Sí, cariño. Los helados son deliciosos, pero no podemos comerlos todo el tiempo.

Necesitamos cuidar de nuestro cuerpo y alimentarnos bien para estar sanos - agregó su papá. Uma escuchaba atentamente a sus padres, pero le costaba entender por qué tenía que renunciar a sus adorados helados.

- ¿No puedo tener un helado todos los días? - preguntó Uma con tristeza en su voz. Sus padres se miraron y luego sonrieron comprensivamente. - Claro que puedes tener un helado de vez en cuando, Uma.

Pero también debes aprender a disfrutar de otros alimentos saludables como frutas y verduras. Así tendrás energía para jugar y crecer fuerte - respondió su papá. A partir de ese día, Uma comenzó a probar diferentes frutas y verduras.

Descubrió lo delicioso que era un mango bien maduro o una manzana crujiente. También aprendió sobre la importancia de una dieta equilibrada y cómo los diferentes alimentos podían ayudarla a mantenerse sana.

Poco a poco, Uma fue reduciendo la cantidad de helado que comía cada semana sin dejar de disfrutarlo por completo. Aprendió a controlar sus antojos y encontrar el equilibrio adecuado entre los alimentos saludables y los indulgentes.

Con el tiempo, Uma se dio cuenta de lo mucho que había crecido tanto física como mentalmente gracias al cambio en sus hábitos alimenticios. Ya no solo pensaba en los helados, sino que buscaba nuevas formas de disfrutar de una alimentación variada y nutritiva.

Uma aprendió la importancia de escuchar a su cuerpo y cuidar de él. Descubrió que no hay nada malo en disfrutar de un helado ocasionalmente, pero también entendió la necesidad de elegir alimentos saludables para mantenerse fuerte y activa.

Desde aquel día, Uma se convirtió en una niña más consciente y equilibrada en cuanto a su alimentación. Y aunque los helados seguían siendo uno de sus placeres favoritos, ahora sabía cómo disfrutarlos con moderación mientras exploraba nuevos sabores y experiencias culinarias.

Y así, Uma vivió felizmente su vida llena de aventuras y deliciosos momentos sin excederse con sus adorados helados.

FIN.

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