Un amigo como tú



En un pequeño barrio de Buenos Aires vivía un niño llamado Lucas. Lucas era un chico que siempre se sentía solo. Por dentro, su corazón estaba lleno de tristeza, pero nunca contaba a nadie lo que sentía. Solo quería jugar y ser feliz, pero lo tenía difícil porque pensaba que nadie lo entendía.

Un día, mientras jugaba solo en el parque, Lucas vio a un nuevo niño que se había mudado al barrio. Se llamaba Mateo.

"¿Por qué estás tan triste?" - le preguntó Mateo con curiosidad, al ver que Lucas no sonreía.

Lucas apretó los labios y bajó la mirada. No sabía qué responder.

"Yo soy Mateo. ¿Te gustaría jugar conmigo?" - insistió con una sonrisa amplia.

Lucas dudó. La idea de abrirse a alguien nuevo lo asustaba. Pero algo en la mirada de Mateo le inspiraba confianza. Finalmente, aceptó.

"Está bien, juguemos." - dijo Lucas, tratando de ocultar su emoción y su ansiedad.

Los dos comenzaron a jugar al fútbol, y mientras corrían tras la pelota, Lucas comenzó a relajarse. Mateo era divertido y siempre sabía cómo hacer reír a su nuevo amigo.

Pasaron los días y con cada encuentro, la tristeza de Lucas se iba convirtiendo en alegría. Se sentía más ligero y empezaba a hablarle a Mateo sobre su vida. Pero, Lucas guardaba un secreto que lo atormentaba.

Un sábado, mientras estaban en el parque, Mateo notó que Lucas miraba al suelo con preocupación.

"¿Qué pasa, amigo? Te veo preocupado. ¿Hay algo que quieras contarme?" - preguntó Mateo con sinceridad.

Lucas suspiró profundo y juntó valor.

"A veces, siento que no soy lo suficientemente bueno. Que no tengo amigos y todos se ríen de mí. Me duele mucho." - confesó, sintiendo que las palabras pesaban como ladrillos.

Mateo lo miró con seriedad.

"¿Sabés qué? A veces también me siento así. Cuando me mudé, creí que nunca iba a hacer amigos. Pero, mirá, ahora estoy aquí contigo. Todos tenemos momentos difíciles, pero eso no significa que no podamos disfrutar de la vida." - explicó con sabiduría.

Lucas sintió una gran ola de alivio.

"¿De verdad? Nunca pensé que otros niños también se sintieran así." - respondió, sorprendido.

"Sí, y eso está bien. Lo importante es tener amigos con quienes compartirlo." - dijo Mateo, dándole una palmadita en la espalda.

A partir de ese momento, Lucas y Mateo se volvieron inseparables. Compartieron risas, juegos y secretos, y Lucas comenzó a sentirse más seguro.

Sin embargo, un giro inesperado llegó cuando Mateo anunció que su familia sería trasladada a otro barrio.

"No puedo creerlo, Mateo. ¿Te vas?" - preguntó Lucas, con el corazón pesado.

"Sí, me mudan el próximo mes. Estoy muy triste, pero siempre estaré aquí para vos, ¿entendés? Aunque esté lejos, nuestra amistad no se va a romper." - respondió Mateo, tratando de consolarlo.

Lucas sintió que el mundo se le caía, pero recordó las enseñanzas de Mateo sobre ser valiente y confiar en los demás.

"Te prometo que siempre serás mi amigo, no importa la distancia. Siempre voy a recordar lo importantes que sos para mí" - dijo Lucas, tratando de sonreír a pesar de la tristeza.

Días después, al terminar el año escolar, organizaron una despedida en el parque. Lucas preparó un regalo especial para Mateo, una pulsera que había hecho con sus propias manos.

"Es para que siempre te acuerdes de mí, aunque estés lejos." - le dijo, sintiendo que la amistad era un lazo que no se rompería.

Mateo sonrió y le dio un abrazo fuerte.

"Gracias, Lucas. Te prometo que siempre llevaré esto conmigo. Eres un amigo increíble y siempre estaré aquí para vos, incluso desde lejos."

Aunque Mateo se mudó, Lucas aprendió que la amistad verdadero no tiene fronteras, y que siempre puede encontrar apoyo en las personas que quiere. Con el tiempo, Lucas también hizo nuevos amigos, pero nunca olvidó a Mateo, su primer amigo que le enseñó que sentir confianza en uno mismo puede cambiar todo.

Un día, Lucas se volvió a mirar al espejo y sonrió, sabiendo que había superado sus miedos y descubrió que tenía un corazón valiente. Y así, con cada nuevo día, llevaba consigo la lección más importante: cuando tenemos un amigo a nuestro lado, podemos enfrentar cualquier desafío que se nos presente.

FIN.

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