Un Amigo de Fantasía



Había una vez, en un barrio lleno de risas y juegos, una niña de ocho años llamada Olivia. Ella era muy creativa y siempre estaba llena de ideas para jugar. Pero había algo especial y único en su mundo: tenía un amigo imaginario llamado Silver.

Silver era un personaje mágico, un pequeño dragón de brillantes escamas plateadas que podía volar y arrojaba destellos de luz. Olivia pasaba horas con él, creando aventuras imaginativas en su jardín, en el parque y hasta en el living de su casa. Pero cuando ella les contaba a sus papás sobre Silver, ellos sonreían pero no estaban del todo convencidos de que existiera.

- “Olivia, querida, Silver suena como un amigo muy divertido, pero recuerda, él es solo un producto de tu imaginación”, le decía su mamá con un tono dulce.

Al principio, eso molestaba un poco a Olivia, pero decidió que eso no importaba. Silver era su amigo y siempre estaría ahí para jugar. Un día, mientras exploraban su jardín, Olivia y Silver encontraron una vieja caja enterrada bajo la tierra. Intrigados, empezaron a desenterrarla.

- “¿Qué creés que habrá dentro, Silver? ” -se preguntó Olivia, sus ojos brillando de emoción.

- “Quizás tesoros, o secretos de otros mundos,” respondió Silver, moviendo su colita.

Cuando abrieron la caja, encontraron un viejo mapa con dibujos extraños y una nota que decía: “Para los valientes que busquen nuevas aventuras”. Olivia se sintió llena de energía.

- “¡Debemos seguir este mapa! ¡Vamos a encontrar el tesoro! ”

Así comenzó su aventura. Siguiendo las indicaciones del mapa, se adentraron en un pequeño bosque cerca de su casa. Mientras caminaban, encantados por todo lo que veían, de repente se toparon con un río escurridizo.

- “No sé cómo cruzar, Silver”, dijo Olivia, un poco nerviosa.

- “No te preocupes, podés construir un puente con ramas y piedras. ¡Vamos a hacerlo juntas! ” animó Silver.

Olivia, con la ayuda de Silver, recogió ramas y piedras y empezó a construir un pequeño puente. Cuando terminaron, se sintió orgullosa. Cruzaron el río y continuaron su búsqueda.

No obstante, el mapa los llevó a una colina empinada donde se encontraron con un grupo de niños que estaban tratando de resolver un rompecabezas hecho de piezas grandes de colores.

- “¡Hola! Soy Olivia, y este es mi amigo Silver. ¿Podemos ayudarles? ” preguntó entusiastamente.

Los demás niños se miraron, sorprendidos al escuchar a Olivia hablar de su amigo imaginario.

- “¿Tu amigo es un dragón? Eso es raro”, comentó uno de ellos, escéptico.

Olivia se sintió un poco herida, pero Silver la animó a seguir adelante. Juntos, empezaron a resolver el rompecabezas, y poco a poco, los demás niños se unieron a ellos.

- “¡Increíble! ¡Cada vez lo hacemos mejor! ” dijo un niño mientras colocaba la última pieza.

Después de resolverlo, los niños se dieron cuenta de que, aunque Silver era invisible, Olivia tenía un talento increíble para juntar a las personas y hacerlas sentir parte de algo divertido. Así, empezaron a jugar todos juntos, olvidando las dudas que tenían sobre el amigo fantástico de Olivia.

Al final de su aventura, encontraron un baúl lleno de juguetes y libros en la cima de la colina. Todos estaban felices y agradecidos.

- “Esto es lo mejor de las aventuras”, dijo uno de los nuevos amigos. “Podemos compartirlo todos juntos”.

Más tarde, mientras volvían a casa, Olivia se volvió a Silver, con una gran sonrisa.

- “Gracias, Silver. Sin tu ayuda, nunca hubiera tenido el valor de unirme a esos chicos.”

- “Siempre estoy aquí para apoyarte, Olivia. Juntos somos más fuertes y valientes.”

A partir de aquel día, los padres de Olivia comenzaron a ver el amor y la creatividad que su amiga tenía en su corazón. Aprendieron que a veces lo que no se puede ver con los ojos, se puede sentir con el alma.

Y así, Olivia y Silver continuaron teniendo divertidas aventuras, ahora junto a sus nuevos amigos, siempre inspirando a otros a soñar y creer en lo extraordinario.

Finalmente, Olivia entendió que cada persona tiene su propia manera de hacer amigos y vivir aventuras, y que lo más importante es abrir su corazón a la felicidad y a la amistad, sin importar qué forma tome el amigo que la acompañe.

FIN.

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