Un Amigo Inesperado
Francisco era un nene de siete años con una imaginación desbordante. Después de que sus padres decidieron separarse, su vida cambió por completo. Se mudó a un pequeño pueblo con su mamá, dejando atrás a su hogar y amigos. Aunque su mamá estaba emocionada por empezar de nuevo, Francisco no podía evitar sentirse solo y triste.
Era un día soleado cuando Francisco decidió salir al patio de su nueva casa. En su mente, Timo, su amigo imaginario, lo acompañaba en cada aventura. Timo era un pequeño dragón verde que podía volar y hacer magia. Juntos, exploraban bosques invisibles y luchaban contra monstruos de papel.
Un día, mientras Francisco jugaba en el patio, una nena apareció detrás de la cerca. Era Uma, una nena del barrio, con un rayo de sol en su sonrisa.
"Hola, soy Uma. ¿Qué estás haciendo?" - preguntó con curiosidad.
"Hola, yo soy Francisco. Estoy... eh... explorando un reino mágico con mi amigo Timo" - respondió nervioso, sin saber si debía contarle sobre su amigo imaginario.
"¿Timo? Suena divertido. ¿Puedo jugar con ustedes?" - Uma sonrió, iluminando la tarde.
La oferta de Uma emocionó a Francisco, pero también lo llenó de dudas. ¿Y si no le gustaba Timo? ¿Y si se reía de él?"Eh, claro. Pero, a ver, yo creo que no puedes verlo ni oírlo... es un poco especial" - dijo Francisco, sintiendo que debía aclarar las cosas.
"No importa, puedo imaginarlo. Todos tienen su propia magia. ¿Cómo es Timo?" - respondió Uma, con los ojos brillando de emoción.
Así, juntos comenzaron a jugar. Francisco le contó a Uma todo sobre Timo: su color verde brillante, sus alas enormes y su capacidad de lanzar chispas de colores. Cada juego que compartían era una nueva aventura, y Uma parecía encajar perfectamente en el mundo fantástico de Timo.
Con cada día que pasaba, los tres se volvían más amigos, aunque Francisco se sentía nervioso de que algún día Uma descubriese que Timo era solo una creación de su imaginación. En una tarde de juegos, Uma tuvo una idea brillante.
"¿Por qué no hacemos algo especial para Timo? Un regalo mágico, como un collar de piedras preciosas de papel" - sugirió, emocionada.
"¡Sí! A Timo le encantaría eso!" - se animó Francisco.
Pasaron horas recolectando materiales, cortando y pintando. Sin embargo, la noche anterior a la entrega del regalo, Francisco no pudo dormir. Se sentía angustiado.
"Mamá, ¿puedo hablarte?" - dijo Francisco, con la voz temblorosa.
"Claro, hijo. ¿Qué te pasa?" - preguntó su mamá, sentándose junto a él.
"Tengo una amiga nueva, se llama Uma, pero... tengo miedo de que no le guste Timo. Y si se ríe de mí..." - confesó.
"Francisco, la amistad se basa en la aceptación. Si ella es tu amiga, le gustarás tal como sos, con Timo o sin Timo" - explicó su mamá con cariño.
Al día siguiente, Francisco decidió ser valiente. Cuando Uma llegó, le entregó el collar de papel con una gran sonrisa.
"Este es para Timo, porque él es parte de nuestras aventuras" - dijo Francisco, dejando atrás sus miedos.
"¡Es hermoso! ¡Timo debe estar tan feliz!" - respondió Uma con una gran sonrisa.
A partir de ese día, Francisco se dio cuenta de que era especial tener a Timo y que Uma podía aceptarlo. Juntos, exploraron cada rincón de su mundo imaginario y descubrieron que la magia de la amistad podía ser aún más fuerte que la de los dragones.
Con el tiempo, Francisco sintió que su tristeza se disipaba. Su madre, gracias a su amor, y Uma, gracias a su amistad, le enseñaron que siempre podría contar con ellos. La vida en el pueblo ya no era tan solitaria, y Timo, el dragón imaginario, seguía volando alto en su corazón.
FIN.