Un Amistad Inesperada



En un tranquilo campo de flores y pasto verde, vivía un burro llamado Bruno. Bruno era alegre y siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás. Pero a veces se sentía un poco solo, ya que todos sus amigos eran animales grandes. Un día, mientras paseaba por el campo, escuchó un fuerte grito.

- ¡Ayudaaaa! ¡No puedo salir de aquí! - gritaba una pequeña lagartija atrapada entre unas ramas.

Bruno se acercó corriendo.

- ¿Qué te pasó, pequeña? - preguntó con su profunda voz.

- Me enredé en estas ramas y no puedo salir. - respondió la lagartija, asustada.

Bruno miró a su alrededor y pensó rápidamente. - No te preocupes, voy a ayudarte. - con mucho cuidado, utilizó su gran cuerpo para empujar las ramas y liberar a la lagartija.

- ¡Gracias! ¡Eres muy fuerte! - dijo la lagartija mientras se estiraba para salir. - Soy Lila por cierto.

- Encantado, Lila. Soy Bruno. - respondió el burro, sonriendo.

A partir de ese día, Bruno y Lila se hicieron grandes amigos. Un día, mientras caminaban juntos, Lila miró hacia arriba.

- Bruno, ¿puedo subirte a tu espalda? Quiero ver el mundo desde lo alto. - dijo emocionada.

- Claro, súbete. - dijo Bruno, agachándose para que Lila pudiera subirse.

Cuando Lila estuvo en la espalda de Bruno, comenzó a ver todo desde una nueva perspectiva. - ¡Wow! ¡Mirá qué hermoso se ve el campo desde aquí! - exclamó.

Mientras tanto, Bruno sintió que el mundo parecía diferente también. Mirando hacia abajo, vio a su amiga viendo todo con entusiasmo. - Qué bueno que podemos compartir esto. - dijo Bruno sonriendo.

Días después, en el campo se organizó una carrera entre los animales. Todos estaban muy emocionados, pero Bruno se sentía algo desanimado. - No puedo competir con los caballos, son mucho más rápidos que yo. - le confesó a Lila.

Lila, con una chispa brillante en sus ojos, respondió:

- Pero tú eres fuerte y valiente. ¡Podés usar eso a tu favor! -

Bruno pensó un momento y decidió participar. Durante la carrera, los caballos iban mucho más rápido. Pero Bruno usó su fuerza para empujar a otros animales que se habían caído y les dio ánimo a aquellos que se quedaban atrás.

- ¡Vamos, chicos! ¡Ustedes pueden hacerlo! - gritó Bruno mientras corría.

Al final, aunque no ganó la carrera, se convirtió en el héroe del día. Todos los animales lo aclamaban por su valor y su gran corazón.

- Viste, Bruno, no se trata solo de ganar. Se trata de ser un buen amigo y ayudar a los otros. - dijo Lila, mientras se acomodaba de nuevo en la espalda de Bruno.

Desde ese día, Bruno se dio cuenta de que no importaba el tamaño o la rapidez, lo que importaba era tener un buen corazón y ser solidario.

Lila y Bruno continuaron viviendo aventuras juntos, ayudando a otros animales y disfrutando de su maravillosa amistad. Aprendieron que, aunque eran diferentes, sus diferencias los hacían únicos y los unían aún más.

Y así, en aquel campo lleno de flores, un burro y una lagartija demostraron que la amistad no tiene límites, ¡ni siquiera los de tamaño! Y cada vez que se encontraban con nuevos animales, les contaban su historia y les recordaban la importancia de ser solidarios y buenos amigos.

Fin.

FIN.

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