Un Amistoso Favor
En un hermoso bosque lleno de colores y sonidos, vivía una pequeña hormiga llamada Antonia. Antonia era muy trabajadora, siempre buscando granos para su colonia. Un día, mientras recogía comida cerca de un arroyo, se cayó accidentalmente en el agua y no podía salir.
- ¡Ayuda! - gritó Antonia, mientras se debatía en el agua.
Desde lo alto de un árbol, una paloma llamada Pía observó la escena con gran preocupación. Pía era una paloma bondadosa, siempre dispuesta a ayudar a quienes lo necesitaban. Sin dudarlo, voló hacia el arroyo.
- ¡No te preocupes, amiga! - dijo Pía, mientras bajaba rapidamente. - Te sacaré de ahí.
Pía mojó sus alas y se lanzó al agua. Con mucho esfuerzo, logró acercarse a la hormiga, que ya estaba muy cansada.
- ¡Agárrate de mi ala! - le dijo Pía.
Antonia se aferró con todas sus fuerzas y Pía voló en picada hacia la orilla, dejando caer a la hormiga suavemente sobre la tierra. Antonia estaba empapada, pero feliz de estar a salvo.
- ¡Gracias, gracias! - exclamó Antonia, temblando de frío. - ¡Eres una verdadera heroína!
- No hay de qué, pequeña hormiga. Siempre es bueno ayudar a otros. - respondió Pía con una sonrisa.
Desde ese día, Antonia y Pía formaron una gran amistad y siempre se ayudaban mutuamente. Pía traía noticias del bosque, y Antonia le mostraba los mejores lugares para encontrar comida. Todo parecía ir muy bien hasta que un día algo inesperado sucedió.
Mientras paseaban, la paloma vio a algunos de sus amigos pájaros volando en círculos, muy preocupados.
- ¿Qué sucede? - preguntó Pía, al acercarse a ellos.
- ¡Un aire muy fuerte ha volado nuestro nido! - dijo una de las aves. - Todo lo que teníamos para el invierno se ha perdido.
Antonia escuchó esto y aunque no sabía cómo podría ayudar, recordó cómo Pía la había salvado.
- Tienen que volver al nido y hacer un nuevo refugio, ¡yo tengo una idea! - dijo Antonia con entusiasmo. - Conozco un lugar donde hay mucha paja y ramitas. Vamos a conseguir más materiales para que puedan reconstruir su hogar.
Pía estaba un poco confundida.
- Pero… ¿tú crees que eso será suficiente?
- ¡Sí, Pía! - respondió Antonia con determinación. - Si todos trabajamos juntos, podemos lograrlo.
Las dos amigas, junto a los otros pájaros, volaron hacia el lugar que Antonia había mencionado. Juntos recolectaron todo lo necesario para hacer un nuevo nido. Con el esfuerzo conjunto de todos, en poco tiempo construyeron un refugio aún más fuerte que el anterior.
Cuando terminaron, los pájaros no podían creerlo.
- ¡Muchas gracias, Antonia y Pía! - exclamó uno de los jóvenes pájaros. - Sin ustedes, nunca hubiéramos podido lograr esto.
- Siempre que podamos ayudarnos mutuamente, ¡la amistad crecerá! - dijo Pía sonriendo.
Y así, el lazo entre la hormiga, la paloma y todos los vecinos del bosque se hizo más fuerte. Antonia y Pía entendieron que el agradecimiento y la colaboración pueden unir a todos, sin importar lo diferentes que sean.
La moraleja de esta historia es que el agradecimiento nos une con otras personas y que un acto de bondad nunca se olvida.
FIN.