Un Amor en el Jardín



Era un hermoso día de primavera en el pequeño pueblo de Florencia. La brisa suave acariciaba las flores y el sol brillaba radiante en el cielo. En este colorido entorno, vivía un niño llamado Sergio, un pequeño con grandes sueños y un corazón lleno de aventuras. A Sergio le encantaba explorar el jardín de su abuela, donde cada planta y cada árbol tenía una historia que contar.

Un día, mientras exploraba, Sergio se topó con una mariposa brillante que danzaba entre las flores.

"¡Hola, pequeña!", dijo Sergio. "¿Cómo te llamás?"

La mariposa, sonriente, se posó en su hombro.

"Hola, Sergio. Soy Colly. Encanto cada rincón del jardín. ¿Te gustaría conocer mis lugares favoritos?"

Sergio, emocionado, asintió con la cabeza. Desde ese momento, navegó con Colly por todos los secretos del jardín. Le mostró las flores que bailaban con el viento, el árbol más antiguo donde se escondían los pájaros, y el estanque donde los sapos cantaban sus canciones.

Un día, mientras disfrutaban de un picnic bajo la sombra de un gran roble, Colly se volvió seria.

"Sergio, tengo que contarte algo importante. "

"¿Qué sucede, Colly?" - preguntó Sergio, preocupado.

"Las flores del jardín están perdiendo su color. Sin la magia de nuestra amistad, el jardín podría marchitarse."

Sergio se sintió desconcertado.

"¿Pero qué podemos hacer?"

Colly sonrió.

"Juntos, podemos hacer algo especial. Cada vez que compartas un buen momento conmigo, el jardín brillará más. Vamos a hacer que la alegría regrese."

Motivado por la idea, Sergio y Colly comenzaron a celebrar juntos. Hicieron fiestas de flores, donde invitaron a los animales del jardín y armaron un gran festín de frutas. Jugaron a las escondidas entre las plantas y se rieron tanto que incluso los pájaros se unieron a la diversión.

Los días pasaron y, efectivamente, el jardín comenzó a transformarse. Las flores volvían a florecer, llenas de colores brillantes, e incluso el sol parecía brillar con más fuerza. Pero, un día, mientras todo estaba en su apogeo, Colly desapareció. Sergio buscó por todos lados. Llamó su nombre, pero no había respuesta.

Desesperado, se sentó en el banco de madera y lloró. De repente, escuchó el suave murmullo de un viento que parecía susurrarle.

"Sergio, recuerda, la magia está dentro de ti. Colly no puede estar siempre en el jardín, pero tú puedes llevarla en tu corazón."

Sergio se secó las lágrimas, se levantó y decidió hacer algo.

"Si Colly está en mi corazón, el jardín siempre vivirá", pensó.

Comenzó a escribir cuentos sobre sus aventuras con Colly y se los contaba a los niños del pueblo, quienes pronto comenzaron a visitarlo en el jardín. Cada cuento revitalizaba el lugar, cada risa despertaba a las flores.

Poco a poco, los niños se juntaron a Sergio, quienes querían conocer la historia de Colly, la mariposa mágica. Ellos, a su vez, llevaron a sus amigos, y pronto el jardín se convirtió en un lugar lleno de vida, risas y alegría.

Un día, mientras contaba una de sus historias, Sergio sintió una suave brisa en el rostro y vio una mariposa danzando sobre sus amigos.

"Mirá, ahí está Colly!" - gritó emocionado.

Colly revoloteó alrededor, brillando con colores aún más intensos.

"¡Chicos! Ustedes son la verdadera magia. Cuando compartimos alegría, el jardín florece. ¡Gracias, Sergio!"

Y así, Sergio aprendió que el amor y la amistad son fuerzas poderosas que traen vida a todo a su alrededor. El jardín de su abuela no solo era un lugar de aventuras, sino también un espacio donde el amor podía crecer eternamente.

Desde entonces, cada vez que alguien entraba al jardín de Sergio, se encontraba con las historias de Colly, y cada rayo de sol los llenaba de alegría y esperanza.

Y así, el jardín seguía floreciendo, recordando a todos que el amor verdadero nunca desaparece, y que la amistad siempre deja una huella imborrable en nuestro corazón.

FIN.

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