Un amor incondicional



Había una vez un perrito llamado Toby que vivía feliz en su hogar junto a su familia. Pero un día, algo terrible ocurrió: sus dueños decidieron abandonarlo en medio de la calle. Toby se sintió muy triste y perdido.

No entendía por qué lo habían dejado solo. Caminó sin rumbo durante días, buscando comida y refugio, hasta que finalmente llegó a un parque donde encontró a una niña llamada Daniela.

Daniela era una niña muy valiente y amante de los animales. Al ver a Toby tan desamparado, decidió acercarse a él con mucho cuidado. "¡Hola, perrito! ¿Estás perdido?" -preguntó Daniela con ternura. Toby levantó su cabeza y movió la cola tímidamente.

Parecía estar asustado pero al mismo tiempo emocionado por recibir atención. "Pobre perrito, no tienes casa ni comida", dijo Daniela mientras acariciaba el pelaje de Toby. "No te preocupes, yo te voy a ayudar".

Daniela llevó a Toby a su casa y le dio agua fresca y comida deliciosa. El perrito devoró todo con alegría, como si nunca hubiera probado algo tan rico antes. A partir de ese momento, Daniela se convirtió en la mejor amiga de Toby.

Lo llevaba de paseo todos los días al parque y jugaban juntos durante horas. Además, le enseñaba trucos divertidos como sentarse y dar la pata. Un día mientras caminaban por el parque, vieron un cartel que decía: "¡Se busca! Perro encontrado".

Era el cartel de una familia que había perdido a su perrito llamado Max. Daniela miró a Toby y notó que se parecía mucho a Max.

Decidió llevarlo a la dirección que estaba en el cartel para ver si era él. Cuando llegaron, la familia los recibió con alegría y emoción. Al ver a Toby, supieron de inmediato que era Max. Habían llorado mucho desde su desaparición y nunca pensaron volver a encontrarlo.

"¡Max! ¡Estás aquí!" -exclamó la mamá de Max mientras lo abrazaba fuertemente. Toby, o mejor dicho, Max, también estaba feliz de volver con su verdadera familia. Pero al mismo tiempo, sentía tristeza por tener que dejar a Daniela.

La mamá de Max le dijo a Daniela: "Muchas gracias por cuidar tan bien de nuestro perrito. Eres una niña muy especial". Daniela sonrió y respondió: "Lo hice porque amo mucho a los animales y no podía dejarlo solo en la calle".

Después de ese día, Daniela siguió visitando a Max cada semana. La familia siempre les daba las gracias por haberlo encontrado y cuidado hasta que pudieron reunirse nuevamente.

Y así fue como Toby pasó de ser un perrito abandonado a convertirse en un perro amado por dos familias diferentes. Esta historia nos enseña el valor del amor incondicional hacia los animales y cómo podemos hacer la diferencia en sus vidas cuando más lo necesitan.

FIN.

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