Un amor por los zombies y los gatos



Lucas era un niño encantador con una pasión muy particular: le fascinaban los zombies y los gatos. Pasaba horas jugando con sus figuras de zombies y también cuidando a su gato, don Gato, con cariño y atención.

Pero, aunque le encantaba pasar tiempo en su habitación rodeado de sus juguetes, Lucas también disfrutaba de ir al parque y jugar al aire libre. Una de sus actividades favoritas era dibujar en la acera con tiza, creando coloridos mundos imaginarios.

Pero lo que más le gustaba a Lucas era ir a la pizzería del barrio y disfrutar de una deliciosa pizza con su familia.

Una vez, mientras comían pizza, Lucas le dijo a su mamá: '¿Sabías que los zombies en realidad pueden ser buenos? Solo quieren ser aceptados por los demás'. Su mamá sonrió y asintió. Un día, mientras paseaba por el parque, encontró a un niño llamado Mateo, quien llevaba una remera con la imagen de un gato.

'¡Me encanta tu remera!', exclamó Lucas emocionado. Mateo asintió con una sonrisa. A medida que conversaban, descubrieron que tenían más en común de lo que imaginaban. Resulta que a Mateo también le gustaban los zombies y los gatos.

Juntos, idearon un plan para organizar un evento en el parque en el que las personas pudieran traer a sus gatos y disfrazarse de zombies.

La idea fue todo un éxito y Lucas descubrió que su pasión no solo era aceptada, sino que incluso podía unir a las personas.

A partir de ese día, Lucas y Mateo se convirtieron en grandes amigos, y juntos continuaron disfrutando de sus pasiones y compartiéndolas con los demás, demostrando que la diversidad y la aceptación son maravillosas cualidades que enriquecen la vida de todos.

FIN.

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