Un Amor que Supera Barreras


Había una vez en un lejano planeta llamado Zorg, un pequeño alienígena llamado Zog.

Zog era diferente a los demás aliens de su especie, ya que siempre se preguntaba sobre la vida en otros planetas y soñaba con conocer otras formas de vida. Un día, mientras exploraba el espacio en su nave espacial, Zog vio un hermoso planeta azul llamado Tierra. Quedó maravillado al ver las montañas, los ríos y las diferentes criaturas que habitaban allí.

Pero lo que más capturó su atención fue una joven humana llamada Luna. Luna era una niña curiosa y amable. Pasaba sus días explorando la naturaleza y ayudando a los demás.

Cuando Zog la vio por primera vez, sintió algo especial dentro de él. Estaba enamorado de Luna. Decidido a conocerla mejor, Zog decidió disfrazarse como un humano e ir en busca de Luna.

Se puso ropa extraña y se mezcló entre las personas para no ser descubierto. Un día, mientras estaba en el parque observando cómo Luna recogía flores silvestres, Zog decidió acercarse a ella. —"Hola" , dijo tímidamente Zog. Luna lo miró sorprendida pero sonrió amablemente.

"¡Hola! ¿Eres nuevo por aquí? No te había visto antes", respondió Luna. Zog nerviosamente asintió con la cabeza. "Soy... soy nuevo aquí", tartamudeó él. Luna extendió su mano hacia él. "Mucho gusto, soy Luna. "Zog estiró su tentáculo para saludarla. "Mu... mucho gusto, soy Zog", dijo él.

A medida que pasaba el tiempo, Zog y Luna se hicieron amigos inseparables. Zog le mostraba a Luna su planeta y juntos exploraban las maravillas del universo. A pesar de ser diferentes, compartían una conexión especial.

Sin embargo, no todos en la Tierra aceptaban la amistad entre un alienígena y una humana. Algunas personas tenían miedo de lo desconocido y trataban de separarlos.

Un día, mientras paseaban por el parque, un grupo de personas comenzó a burlarse de Zog y a decirle cosas hirientes. Luna se puso triste al ver cómo trataban mal a su amigo. "¡Dejen en paz a mi amigo! Él es especial y no importa si es diferente", gritó Luna valientemente.

Las palabras de Luna resonaron en los corazones de las personas que estaban allí presentes. Poco a poco, fueron comprendiendo que la verdadera amistad no conoce barreras ni diferencias. A partir de ese momento, Zog fue aceptado por todos en la Tierra.

La gente aprendió que no hay nada malo en ser diferente o tener amigos que sean diferentes a nosotros. Zog también aprendió muchas cosas sobre los humanos gracias a su amistad con Luna.

Se dio cuenta de que el amor y la bondad pueden superar cualquier barrera. Con el tiempo, Zog regresó a su planeta natal pero siempre mantuvo viva la amistad con Luna.

A través del cosmos intercambiaban mensajes llenos de cariño y recordaban los hermosos momentos vividos juntos. La historia del alienígena enamorado de una humana se convirtió en un ejemplo de amor, aceptación y amistad para todos los habitantes de la Tierra y Zorg.

Y así, Zog demostró que el amor verdadero no conoce límites ni fronteras, y que siempre hay espacio para la amistad entre diferentes especies. Fin.

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