Un Año Inolvidable en la Escuela



Era un nuevo año escolar y la emoción me recorría el cuerpo. Mi nombre es Aileen y estaba lista para vivir un año lleno de aventuras con mis amigos: Alondra, Claudia, Mishel y mi mejor amiga, Briana. También estaba ansiosa por ver a nuestra profesora Saida, quien siempre nos hacía disfrutar de las clases.

"¡Hola, Aileen! ¿Estás lista para comenzar el año?" - me preguntó Briana mientras entrábamos al aula.

"¡Sí! Estoy muy emocionada. Espero que este año sea el mejor de todos" - le respondí con una sonrisa amplia.

A medida que avanzaban las semanas, descubrimos que ser parte de la policía escolar era una de las actividades más emocionantes. Había una ceremonia para elegir a los nuevos miembros y, con mucha alegría, fui elegida junto a Mishel y Alondra.

"¡Felicidades, chicas! Vamos a hacer un gran equipo" - gritó Claudia y todas comenzamos a saltar de alegría.

Como policías escolares, nuestra responsabilidad era ayudar a mantener el orden y asegurarnos de que todos estuvieran seguros durante el recreo. Teníamos un chaleco amarillo brillante que nos hacía sentir muy importantes. Pero, había muchísimos desafíos. Un día, nos dimos cuenta de que algunos chicos de otros grados estaban jugando muy duro y eso podría ser peligroso.

"¡Eh, chicos! No se pueden empujar así!" - grité, intentando hacerme escuchar.

Lo que sucedió a continuación me sorprendió. En vez de hacer caso, comenzaron a burlarse de nosotras.

"¿Y qué van a hacer, policías?" - dijo uno de ellos riendo.

En ese momento, sentí que un bicho raro me recorría el corazón. Fue entonces cuando se me ocurrió una idea.

"¿Y si organizamos un torneo de juegos en el patio?" - propuse a Mishel y Alondra. Ellas me miraron sorprendidas.

"¿Pero cómo vamos a hacer eso?" - preguntó Alondra.

"¡Fácil! Llamamos a la profesora Saida y le contamos nuestra idea. Seguro le gusta" - respondí con confianza.

Una vez que hablamos con la profesora, en lugar de burlarse, se entusiasmó con la idea y organizó una reunión con todos los chicos de la escuela.

El día del torneo, el patio se llenó de risas y juegos. La competencia fue feroz, pero lo mejor de todo fue que todos colaboraban y se ayudaban mutuamente. Al terminar, todos nos dimos cuenta de que el trabajo en equipo era lo que realmente importaba.

"¡No puedo creer lo bien que salió esto! ¡Gracias, Aileen!" - dijo Mishel mientras se sonrojaba feliz.

"Sí, la pasamos genial" - agregó Alondra, entre risas.

A medida que se acercaban las celebraciones como el Día de la Madre y el Día del Padre, nuestra aula se llenó de obras de arte y tarjetas. Disfrutamos haciendo regalos, mientras nuestra profesora nos ayudaba a escribir mensajes especiales para nuestros papás y mamás.

"Quiero que mi papá sepa cuánto lo quiero" - dijo Briana mientras dibujaba un gran sol.

"A mí me encantaría hacer una tarjeta que explote de amor" - dijo Claudia riendo, mientras cortaba papel de colores.

Cuando llegó el día de las celebraciones, los padres estaban tan orgullosos de nosotros. Muestro que Armando, papá de Mishel, rompió a llorar cuando vio la tarjeta que ella le hizo. Todos nos abrazamos de felicidad.

Al final del año, cada uno de nosotros había aprendido algo valioso. No solo éramos más responsables, sino que además habíamos aprendido a trabajar juntos y ayudar a los demás.

"No puedo creer que ya se termine el año" - dijo Alondra, con un suspiro.

"El próximo año será aún mejor" - respondió Briana.

Y así, con el corazón lleno de recuerdos y risas, nos despedimos del año escolar. Nos prometimos seguir juntos en el siguiente, listos para nuevas aventuras y sorpresas. Este año, sin duda, había sido inolvidable.

FIN.

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