Un Año Nuevo Inolvidable


Había llegado el tan esperado momento de las vacaciones. Desperté emocionada y fui corriendo a la cocina, donde mi abuela me esperaba con una sonrisa.

"¡Buenos días, mi pequeña! ¿Listos para disfrutar de unas maravillosas vacaciones en casa?"- preguntó mi abuela mientras preparaba un delicioso desayuno. Asentí con entusiasmo y nos sentamos a comer juntas. Mi abuela siempre sabía cómo hacer que cada momento fuera especial. Mientras comíamos, hablábamos sobre nuestros planes para las próximas semanas.

Decidimos que pasaríamos la Nochevieja junto a toda la familia en nuestra casa. Sería una noche llena de risas, comida deliciosa y juegos divertidos.

Así que nos pusimos manos a la obra para decorar cada rincón de la casa con luces brillantes, guirnaldas coloridas y adornos navideños. Mi hermanito se encargó de colgar los calcetines en la chimenea, mientras yo ayudaba a mamá a poner el árbol de Navidad en su lugar especial.

Papá estaba ocupado inflando globos para hacer una lluvia de colores cuando dieran las doce campanadas. Después de terminar todas las decoraciones, decidimos jugar algunos juegos para pasar el tiempo hasta que amaneciera el nuevo año.

Jugamos al escondite entre las sillas y sofás; luego jugamos al juego de mímica donde teníamos que actuar como diferentes animales o profesiones hasta que alguien acertara qué éramos. La noche pasó volando entre risas y diversión.

Los minutos se hicieron horas mientras esperábamos ansiosos que el reloj marcara las doce. Finalmente, llegó el momento tan esperado. Nos abrazamos fuertemente y nos deseamos un feliz año nuevo. Los fuegos artificiales iluminaron el cielo y una lluvia de colores pintó la noche.

Mis padres se besaron, mi hermanito y yo aplaudimos emocionados y mi abuela nos abrazó con ternura.

"¡Feliz año nuevo, mis amores! Espero que este nuevo año esté lleno de alegría, amor y nuevos aprendizajes"- dijo mi abuela con voz suave pero llena de emoción. Pasaron los días y pronto llegó el momento de volver a la escuela. Estaba emocionada por ver a mis amigas y profesores nuevamente.

Me encantaba aprender cosas nuevas cada día y compartir momentos divertidos con mis compañeros. Al llegar al colegio, fui recibida con sonrisas y abrazos cálidos. Todos estaban felices de volver a encontrarse después del descanso navideño. Las clases comenzaron nuevamente, pero esta vez sentía una energía diferente en el aire.

Estaba más motivada que nunca para aprender y superarme cada día. Durante todo ese año escolar, disfruté al máximo cada clase, cada actividad extracurricular e incluso los exámenes. Aprendí cosas maravillosas sobre ciencias naturales, matemáticas e historia argentina.

Mis amigas siempre estuvieron a mi lado para apoyarme en todo momento, al igual que mis profesores quienes me enseñaron no solo conocimientos académicos sino también valores importantes como la amistad, el respeto y la perseverancia.

Con el tiempo, las vacaciones volvieron a llegar y nuevamente disfruté de momentos especiales en casa junto a mi abuela y mi familia.

Pero siempre recordaba con alegría aquel año nuevo en el que aprendí a valorar cada día de clases, a mis amigos y profesores. Y así, mientras crecía, llevaba conmigo aquellos recuerdos que me enseñaron que la vida está llena de momentos maravillosos por descubrir tanto en vacaciones como en el regreso a la escuela.

Porque cada día es una oportunidad para aprender algo nuevo, divertirse y compartir momentos inolvidables con los seres queridos.

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