Un beso en mi mano
En un pequeño barrio de Buenos Aires, vivía una niña llamada Valentina. Era conocida por su risa contagiosa y su energía inagotable. Cada mañana, antes de ir a la escuela, su mamá la saludaba con un beso en la mano, algo que Valentina consideraba mágico.
"Mami, ¿por qué me das un beso en la mano?" -preguntó un día Valentina, intrigada.
"Es un beso que siempre te acompañará. Cada vez que lo necesites, mira tu mano y sentirás mi amor cerca" -le respondió su mamá.
Valentina sonrió y se fue a la escuela. En clase, era la primera en levantar la mano para responder preguntas, y siempre estaba dispuesta a ayudar a sus compañeros. Sin embargo, un día algo inesperado ocurrió.
¡Su maestra, la Señorita Marta, anunció un concurso de cuentos!"Chicos, hoy vamos a escribir y presentar un cuento. El que gane se llevará un fantástico premio" -anunció confiada la maestra.
"¡Yo quiero ganar!" -gritó Valentina entusiasmada.
"Yo también, Valen. Pero no será fácil" -le dijo su amigo Tomás.
Valentina decidió que su cuento sería sobre un niño que tenía un beso mágico que lo ayudaba en sus aventuras. Comenzó a escribir, pero a medida que pasaban los días, se sentía cada vez más insegura.
"¿Y si mi cuento no es bueno?" -le preguntó a Tomás.
"¿Por qué no? Tu historia puede ser increíble. Solo tienes que creerlo" -le respondió su amigo.
Una tarde, Valentina se sentó en el parque con su cuaderno, dispuesta a escribir. Pero cuando miró su mano y recordó el beso de su mamá, de repente tuvo una idea brillante:
"¡El beso no solo debe ser mágico, sino que debe dar fuerzas a quienes lo reciben!"
Valentina comenzó a escribir a toda velocidad, imaginando personajes valientes y situaciones emocionantes. Poco a poco, su confianza creció.
El día del concurso llegó. Valentina se sintió nerviosa, pero en el último momento, recordó el beso en su mano, que la llenaba de amor y coraje.
"Todo será genial, Valen. Está en tu corazón" -le dijo Marta, dándole un empujón de aliento.
Cuando llegó su turno, Valentina se acercó al micrófono y empezó a contar su historia. A medida que hablaba, su voz se fue fortaleciendo. Sus compañeros la escuchaban con atención y se sumergían en su relato.
"Y así, el niño aprendió que la verdadera magia no venía solo del beso, sino de las ganas de superar cada reto" -finalizó Valentina.
El salón estalló en aplausos. La Señorita Marta se acercó.
"Valentina, tu cuento fue impresionante. Has hecho que todos sintamos la magia en nuestro interior" -dijo con una sonrisa orgullosa.
Finalmente, Valentina ganó el concurso, pero lo más importante fue el empoderamiento que sintió al escribir y compartir su cuento.
"Gracias, mami, por este beso mágico" -pensó mientras miraba su mano.
Esa noche, mientras se preparaba para dormir, Valentina sonrió al recordar que la magia del beso nunca la abandonaría, siempre estaría con ella para enfrentar cualquier desafío. Desde entonces, cada vez que necesitaba un poco más de valentía, miraba su mano y se acordaba del amor incondicional de su mamá, lo que la inspiraba a seguir adelante.
Y así, Valentina siguió viviendo muchas aventuras, siempre con el beso de su mano acompañándola, demostrando que la verdadera magia está en uno mismo, y que un poquito de amor siempre puede cambiar el rumbo de cualquier historia.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.