Un bosque de amistad



Había una vez en un bosque encantado, un ratón llamado René y un gato egoísta llamado Matías. René era conocido por ser el ratón más sincero de todo el bosque, siempre decía la verdad sin importar las consecuencias.

Por otro lado, Matías solo pensaba en sí mismo y en cómo obtener beneficios a costa de los demás.

Un día, mientras René buscaba comida entre los árboles, se encontró con Matías que estaba descansando bajo la sombra de un roble. "Hola Matías, ¿cómo estás hoy?" preguntó René con su característica sonrisa. Matías levantó la cabeza con desgano y respondió: "Estoy bien, pero podría estar mejor si tuviera algo para comer.

¿No tienes algo que puedas compartir conmigo?"René asintió y le ofreció parte de su provisión: "Claro Matías, aquí tienes algunas semillas que encontré esta mañana. "Matías aceptó las semillas sin agradecerle y devoró rápidamente cada una de ellas sin dejar ni una para René.

"¡Mmm! Estaban deliciosas, gracias por compartirlas", dijo Matías con indiferencia. René no pudo evitar sentirse triste por la falta de gratitud del gato, pero decidió no decir nada al respecto para mantener la armonía en el bosque.

Días después, una terrible tormenta azotó el bosque dejando a muchos animales sin refugio ni comida. René decidió entonces pedir ayuda a sus amigos para reunir alimentos y construir refugios temporales para todos aquellos que lo necesitaban.

Matías, por otro lado, aprovechó la situación para buscar solo lo que le beneficiara sin importarle los demás animales afectados por la tormenta.

Se dedicó únicamente a acumular comida y materiales para sí mismo en lugar de colaborar con el resto de los habitantes del bosque. Con el paso de los días, la actitud solidaria y generosa de René inspiró a otros animales a unirse en ayuda mutua mientras que la egoísta conducta de Matías lo llevaba cada vez más al aislamiento y soledad.

Finalmente, cuando la tormenta terminó y todos pudieron volver a sus hogares reconstruidos gracias al esfuerzo conjunto, René se acercó a Matías con una sonrisa sincera: "Matías, sé que puedes ser diferente si te lo propones.

Todos cometemos errores pero siempre hay tiempo para cambiar. "Matías reflexionó sobre las palabras del ratón sincero y decidió dar un giro en su vida egoísta.

A partir de ese momento comenzó a valorar más las relaciones con los demás animales del bosque y aprendió que compartir y ayudar desinteresadamente también le traía felicidad personal.

Así fue como René enseñó a Matías que ser sincero y generoso trae consigo no solo el respeto y cariño de los demás sino también paz interior y verdadera felicidad. Y juntos se convirtieron en ejemplo para todos los habitantes del bosque sobre cómo trabajar juntos en armonía para crear un mundo mejor para todos.

FIN.

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