Un Bosque Encantado de Amor y Alegría



Luna era una conejita muy especial. Siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás animales del bosque y siempre tenía una sonrisa en su rostro.

Por otro lado, Zara la zorra, sentía envidia de la felicidad y amabilidad de Luna. Un día, mientras Luna recolectaba flores para hacer coronas para sus amigos, se encontró con Zara escondida detrás de un árbol observándola con tristeza. Luna se acercó a ella con curiosidad y le preguntó qué le pasaba.

-Zara, ¿qué te ocurre? Pareces triste -dijo Luna preocupada. Zara miró hacia abajo y suspiró antes de responder:-Luna, me siento celosa porque todos parecen quererte mucho.

Tú eres amable y generosa con todos, pero nadie parece notarme o apreciarme como lo hacen contigo. Luna sintió empatía por Zara y decidió que era hora de enseñarle una valiosa lección sobre la importancia de ser amable y generoso. -Querida Zara, entiendo cómo te sientes.

Pero permíteme mostrarte que ser amable no solo te hace sentir bien contigo misma sino que también puede cambiar tu vida -dijo Luna con calma-. Te propongo un desafío: durante una semana entera, haremos actos aleatorios de bondad hacia los demás animales del bosque.

Veremos cómo eso nos afecta a ambos. Zara aceptó el desafío sin mucha convicción pero decidió intentarlo. Durante esa semana, ambas dedicaron su tiempo a ayudar a los demás animales del bosque.

Luna compartía su comida con los que tenían hambre, ayudaba a construir nidos para los pájaros y brindaba consuelo a aquellos que estaban tristes. Zara, por su parte, comenzó a ofrecer ayuda en lugar de criticar y a compartir sus recursos con los demás.

A medida que pasaban los días, ambos notaron un cambio en el bosque. Los animales se volvieron más amigables entre ellos, había menos peleas y todos parecían más felices en general.

Un día, mientras caminaban juntas por el bosque, se encontraron con un pequeño ratón llamado Rocco quien estaba llorando desconsoladamente. -¿Qué te pasa, Rocco? -preguntó Luna con ternura. El ratón sollozante explicó que había perdido su camino y no sabía cómo regresar a casa.

Zara e Luna intercambiaron una mirada significativa antes de ofrecerse para ayudarlo. Juntas guiaron al pequeño Rocco de vuelta a su hogar y lo dejaron felizmente junto a su familia. Mientras se alejaban del lugar, Zara miró hacia Luna con admiración.

-Luna, nunca pensé que ser amable podría cambiar tanto las cosas. No solo hemos hecho feliz a Rocco sino también nos hemos acercado mucho como amigas -dijo Zara sinceramente-.

Ahora entiendo la importancia de ser generosa y amable con los demás. Luna sonrió cariñosamente y respondió:-Zara, estoy muy orgullosa de ti por haber aprendido esta valiosa lección. La bondad siempre encuentra una manera de volver a nosotros multiplicada. Siempre es mejor dar que recibir.

Desde ese día, Zara y Luna se convirtieron en las mejores amigas. Juntas, continuaron ayudando a los demás animales del bosque y difundiendo la importancia de la bondad y la generosidad.

Y así, el bosque encantado se llenó de alegría y amor gracias a las enseñanzas de Luna y Zara.

FIN.

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