Un calendario lleno de amor
Había una vez una niña llamada Sofía, que sentía que su papá no le dedicaba suficiente tiempo y cariño.
A pesar de que él siempre estaba presente físicamente, Sofía anhelaba momentos especiales con su padre, en los que pudieran compartir risas, aventuras y conversaciones llenas de amor.
Un día, decidida a expresar sus sentimientos, se acercó a su papá y le dijo con voz tierna: "Papá, ¿te gustaría pasar más tiempo conmigo? Quisiera poder disfrutar de tu compañía y sentir tu cariño". El padre miró a Sofía con ternura en sus ojos y respondió: "Claro que quiero pasar más tiempo contigo, mi pequeña. Pero necesito tu ayuda para organizar nuestras actividades juntos".
Sofía se sorprendió por la respuesta de su padre, pero también sintió curiosidad. "¿Cómo puedo ayudarte?", preguntó ella emocionada. El padre sonrió y explicó: "Tenemos muchas responsabilidades diarias y compromisos familiares.
Si nos organizamos juntos, podemos encontrar momentos especiales para estar solamente tú y yo". Sofía asintió entendiendo el mensaje de su padre. Ambos se pusieron manos a la obra para crear un calendario especial donde pudieran marcar los días en los que podrían disfrutar de actividades juntos.
A medida que pasaban los días, Sofía y su papá comenzaron a cumplir con las fechas marcadas en el calendario.
Juntos cocinaban deliciosos postres al finalizar la semana escolar; salían a pasear al parque cercano durante los fines de semana; e incluso tenían noches especiales dedicadas a ver películas y contar historias antes de dormir. El tiempo que pasaban juntos se convirtió en momentos llenos de risas, complicidad y mucho cariño.
Sofía notó cómo su papá le dedicaba toda su atención en esos momentos, haciéndola sentir especial y amada. Un día, mientras disfrutaban de una tarde soleada en el parque, Sofía tuvo una idea brillante.
"Papá", dijo ella emocionada, "¿qué te parece si compartimos nuestro amor y cariño con los demás?"El padre miró a Sofía con orgullo y respondió: "¡Me encantaría! ¿Cómo podemos hacerlo?"Sofía sonrió y propuso organizar un picnic sorpresa para sus amigos más cercanos. Juntos prepararon deliciosos sándwiches, jugo de frutas frescas y galletitas caseras.
Luego colocaron todo en una cesta grande junto a mantas coloridas. Cuando llegaron al parque donde habían citado a sus amigos, Sofía y su papá desplegaron las mantas sobre la hierba verde.
Pronto llegaron los invitados, quienes se sorprendieron gratamente al ver el hermoso picnic preparado por Sofía y su papá. Durante la tarde, todos compartieron risas, juegos e incluso abrazos llenos de cariño.
Los amigos de Sofía pudieron sentir el amor que había entre ella y su padre; era algo contagioso que se extendió por todo el lugar. Al finalizar el día, cuando todos se despidieron con sonrisas en sus rostros, Sofía miró a su papá con gratitud en sus ojos.
"Gracias por enseñarme que el amor y el cariño no solo se sienten, sino que también se pueden compartir con los demás", dijo ella emocionada. El padre abrazó a Sofía y respondió: "Gracias a ti, mi pequeña.
Tu deseo de pasar tiempo juntos me hizo darme cuenta de lo importante que es expresar nuestro amor no solo entre nosotros, sino también hacia aquellos que nos rodean". A partir de ese día, Sofía y su papá continuaron dedicándose tiempo y cariño mutuamente.
Además, buscaron nuevas maneras de compartir su amor con otros, demostrando así que el verdadero afecto puede ser un regalo para todos.
Y así fue como Sofía aprendió la importancia de expresar sus sentimientos y cómo el amor puede cambiar la vida de las personas cuando se comparte con generosidad.
FIN.