Un chino en Nueva York


Li era un niño chino que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas verdes y ríos cristalinos. Un día, su tía Mei, que había emigrado a Nueva York, le envió una carta contándole sobre la gran ciudad.

Intrigado por las historias de rascacielos, bullicio y diversidad, Li decidió emprender un viaje a Nueva York. Con el apoyo de su familia, Li se despidió con entusiasmo y se subió a un avión rumbo a la desconocida metrópolis.

Al llegar, se asombró al ver los enormes edificios y escuchar el bullicio de la ciudad. Con valentía, comenzó a explorar las calles de Nueva York, descubriendo gente de todas partes del mundo.

Li se encontró con personas amables que le enseñaron palabras en inglés y le mostraron lugares sorprendentes. -¡Wow, Times Square es tan brillante como las estrellas! -exclamó Li maravillado. A medida que pasaban los días, Li aprendió sobre la diversidad, la tolerancia y la amistad.

Se hizo amigo de niños de diferentes culturas y juntos descubrieron la riqueza de la gran ciudad. Sin embargo, un día, al extraviarse en el bullicio de la ciudad, Li recordó las enseñanzas de su tía Mei: 'En la diversidad encontramos unidad'.

Con determinación, siguió las indicaciones y logró reunirse con sus amigos. Lleno de gratitud, decidió compartir sus experiencias con su familia en China. Finalmente, llegó el momento de regresar a su hogar, llevando consigo un corazón lleno de recuerdos y lecciones.

Al reencontrarse con su familia, Li les contó sobre su maravilloso viaje, prometiendo seguir cultivando la tolerancia y el respeto por todas las culturas del mundo.

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